Enemigo declarado de las jeringuillas, Nik Caner Medley compareció en la pista auxiliar del Martín Carpena con el rostro aún pálido y cara de circunstancias. Le costaba obedecer a los fotógrafos. Mirar a un lado y otro, a una cámara y otra, sonreír y posar con la bufanda del club. Durante la analítica en el Hospital Quirón sufrió un leve mareo que le hizo llegar al Palacio aún algo aturdido. Pidió no ejercitarse por la mañana, aunque sí ofreció sus primeras impresiones como jugador del Unicaja, con el que ha firmado un contrato por una única temporada. Aunque la intención del club era atar al ala-pívot estadounidense con pasaporte comunitario por al menos dos campañas (1+1), la fiscalidad y la famosa «Ley Beckham» impidieron que el ansiado «cuatro» abierto que Plaza buscaba en el mercada prolongue de principios su estancia en Málaga. Ya se verá cuando avance el curso y el nuevo dorsal 33, el que lucirá con la camiseta verde, haga levantarse de sus asientos a la afición del Carpena, como hizo hace un par de temporadas en Valencia o antes en Estudiantes.

«Tenía ilusión por formar parte de nuestra plantilla, quería venir y eso lo valoramos», afirmó Carlos Jiménez en su presentación. Nik ha renunciado a ganar algo de dinero por venir a Málaga, y así lo demostró en sus primeras declaraciones en «espanglish» como él dijo. «Estoy muy, muy contento de estar aquí. El Unicaja es un club con una gran reputación, con muchos títulos y grandes jugadores que han pasado por aquí, como Carlos (Jiménez). Estoy muy contento de regresar a la ACB y especialmente aquí en Unicaja. Estoy preparado para trabajar y ayudar al equipo a ganar», comentó el estadounidense de 2,03 metros y 29 años de edad.

Miembro del quinteto ideal de la ACB en la campaña 2010/11, jugador más valorado de ese curso (17,6 por partido) -ambos con el Estudiantes- y elegido en el mejor quinteto de la Eurocup 2011/12 en el Valencia, Nik Caner Medley ha hecho carrera en la Liga Endesa, y por eso se muestra muy feliz por volver a su «segunda casa». «Fue muy fácil tomar esa decisión. Es un equipo con muy buena reputación, me gusta el entrenador Plaza, hablé con él y me gusta su filosofía y además regreso a España que es mi segunda casa, donde he hecho casi toda mi carrera. Por todos los aspectos era perfecto para mí. Fue una decisión muy fácil».

El valor extra de ser comunitario. Nacido el 20 de octubre de 1983 en Beverly (Massachusetts, EEUU), el ala-pívot cuenta con pasaporte de Azerbayán, por lo que es comunitario. Jugador muy físico, duro y agresivo, que va fuerte al rebote, buen tirador y capaz de echar el balón al suelo y generarse sus propios tiros, es una pieza muy valorada para la pizarra de Joan Plaza. Llega a Málaga con ganas de reivindicarse, pues su última temporada, en un club grande como el Maccabi, fue muy decepcionante. Los motivos, según él, fueron puramente físicos.

«El año pasado fue complicado. Cuando llegué a Tel Aviv me lesioné y después no entrené ni jugué mucho y con tan mala suerte que me volví a lesionar. Para mí ha sido una temporada de mala suerte porque nunca en mi carrera me había lesionado antes y en Tel-Aviv tuve muchos problemas físicos. Mi juego es muy atlético y cuando tengo problemas físicos es difícil poder hacerlo. No fue una cuestión de baloncesto sino de mala suerte con mi físico pero ahora estoy muy bien a ese nivel y creo que va a ser un año muy diferente respecto al del año pasado, no sólo porque ahora estoy en España sino más porque mi cuerpo está en forma».

Coincidió en el Estudiantes con Granger y Suárez, y está encantado con el proyecto: «Me gusta mucho el equipo, los jugadores que hay. Los conozco porque he jugado mucho en España y creo que es un buen grupo, con buenas personas, con jugadores con actitud para trabajar duro».