El 30 de septiembre de 2010, en el edificio de Unicaja en la Acera de la Marina, Eduardo García era presentado como nuevo presidente del Unicaja. Justo tres años después, el mandatario afronta su cuarta temporada como máximo responsable del club. Una época de sinsabores en la que la entidad no ha cumplido con los objetivos deportivos y ha tenido que reinventarse en el plano económico debido a la grave crisis económica existente, saliendo indemne y fortalecido en este aspecto gracias al inigualable apoyo de su patrocinador y propietario, Unicaja Banco.

Eduardo García lleva más de medio año alejado de los medios de comunicación. Aparece a cuentagotas, sólo en ruedas de prensa, dejando a un lado las entrevistas personalizadas. Sin embargo decidió romper su silencio y ayer acudió a «Zona Verde» en 101TV, donde se sinceró con la masa social cajista. «Lamento si los aficionados no han disfrutado en estos años y espero que juntos y de la mano consigamos éxitos para el club y para Málaga. De la mano podemos ir al cielo, separados no. Es posible que haya estado poco afortunado en algunos momentos. Y quiero agradecerle a la afición que se mantenga con nosotros, que disfrute y sufra con nosotros. Si estamos unidos conseguiremos logros; si no a corto plazo, sí a medio plazo, seguro. Tenemos que ir todos unidos, no hay otra fórmula. Tenemos un gran pabellón y una gran ciudad, y un espónsor que es lo máximo. Falta que entre la pelota. Hemos conformado un gran equipo, para luchar, con un gran entrenador que va a intentarlo, seguro. Entre todos podremos conseguirlo», avanzó García.

Su etapa en la poltrona presidencial (antes fue consejero) ha estado marcada por los malos resultados y el distanciamiento de la grada, lo que le ha generado no pocos quebraderos de cabeza. «He sufrido un poquito», admite. «Nunca he pensado en dimitir, porque soy un trabajador de mi empresa. La familia sufre de vez en cuando, al no salir las cosas bien. Llevo desde los 11 años en el baloncesto. Y la verdad es que he pasado por todas: jugador, entrenador, directivo y ahora presidente. Lo he vivido todo. He vivido demasiadas cosas. El baloncesto me apasiona», señala el dirigente, al que los ojos se le ponen como platos cuando en la conversación se habla de la próxima edición de la Copa del Rey de Málaga, del 6 al 9 de febrero de 2014.

García utiliza un símil torero para después hablar a las claras. «Nunca he visto a salir de la plaza de toros a los toreros con el título... Ya me gustaría salir del Martín Carpena con la Copa del Rey, sería un sueño. Quiero infundir ánimos. Con paciencia vamos a hacer una buena temporada, nos vamos a quedar satisfechos. El objetivo es competir al máximo nivel. ¿Un título? Como se me ocurra decir cualquier cosa, llego al Carpena y los jugadores y el entrenador me miran con una cara...», dice.

El cuadro malagueño está a sólo tres partidos de levantar la Copa del Rey, una competición que se celebrará en el Martín Carpena y de la que el Unicaja se ha ausentado en dos de las tres últimas temporadas. De ahí que el torneo del KO genere una especial ilusión en la sede de Los Guindos.

Una vez conformada la plantilla, el gran objetivo de la entidad es volver a recuperar el favor de la grada. Hay ya 6.500 abonos y se ha revertido la «huida» de aficionados. Ahora toca remontar y hacer autocrítica: «No tengo ningún inconveniente en entonar el mea culpa en errores que haya podido tener mi equipo y yo mismo. Miramos hacia atrás para ver en qué nos hemos equivocado y corregimos los errores. Ha habido una bajada de abonados que, afortunadamente, empezamos a recuperar. ¿Por qué? Málaga tiene 600.000 habitantes con un millón en el área metropolitana. La situación económica de muchas familias es dura. Muchos nos han dicho que tenían problemas de pago, porque hemos llamado a muchos abonados. Luego no han acompañado los resultados, y eso es importante», analiza.

El club ha abierto nuevas vías, llegando a acuerdos con la Universidad de Málaga, entre otros colectivos. «Hemos intentado acceder a un mercado que se estaba viniendo abajo, el mercado de la gente joven, y hemos bajado los precios», informa García.

«Desde la humildad quiero deciros que agradezco profundamente a todos los aficionados que han estado con nosotros en estos años difíciles, también a los que se han vuelto a reenganchar les agradezco que vuelvan a confiar. Nuestra pretensión es que vayan al Carpena a pasarlo bien y a disfrutar. Hay unos 6.500 abonados. Hemos intentado bajar los precios. Poner zonas muy competitivas de precios, acercarlo a un público objetivo. Hemos hecho una configuración de equipo que ilusiona. Y ahora estamos en una serie de campañas. Hemos alcanzado acuerdos para promocionar el baloncesto en la Universidad, en una vertiente deportiva y social, con conferencias y un montaje que vamos a hacer allí para atraer a este público, con precios muy competitivos. En términos coloquiales, por lo que vale un pelotazo, unos cinco euros, se puede entrar al Carpena», explica.

Los resultados no han salido y el presidente lo admite y se hace responsable. «En cuanto a que no tenemos autocrítica, no tengo recato en hablar del tema. Os aseguro que somos bastante autocríticos, demasiado, y que todo lo analizamos. No vamos a llorar por las esquinas, pero ponemos las barreras para evitar que se reproduzcan errores. Hay jugadores que han tenido que pasar, circunstancias económicas... hemos conformado los equipos que hemos podido con el dinero que teníamos. Y es así», insiste.

«A caballo pasado, es como la economía, y analizarlos es fácil. Lo difícil es anteponerse a la situación. La plantilla que se hizo el año pasado era buena, lo dicen los entendidos. Se fichó a un entrenador de solvencia, campeón en cuatro o cinco países. Pero no funcionó, lamentablemente. Sabemos lo que pasó, o creemos que lo sabemos, ocurrieron mil variables. Creíamos que hicimos las cosas lo mejor posible, pero las cosas no salieron. Ahora hay que mirar hacia adelante. Hemos hecho una plantilla donde se combinan jugadores veteranos, de 30 años, que hablar de veteranos a esa edad da risa, y jóvenes de 23 ó 24 años con unas posibilidades inmensas. Y luego una cantera, que alguno ha querido ver nubarrones por ahí, pero desde que llegué no se ha parado de trabajar ni un solo minuto, se ha trabajado duramente. Hay jugadores emergentes que ya se comienzan a ver. Nadie sabía quién era Domas, sí por el apellido, claro, pero ya está jugando. Quién es Dejan Todorovic. O Luis Conde o Pepe Pozas o Maodo... Ahora, el camino es difícil. Hay que tener paciencia y tener su momento».