El próximo rival del Unicaja es un equipo de colegio. Un colegio con mucha historia y mucha presencia en el devenir político del país otomano. Cuando en el siglo XV se fundó el Galatasaray Lisesi (Liceo Galatasaray) seguramente nadie pensó que un grupo de estudiantes liderados por Ali Sami Yen iban a crear en los inicios del siglo XX un club con múltiples secciones deportivas y un equipo de baloncesto. El Liceo Galatasaray presume de ser además la gran escuela laica del país y el equipo del padre de la nueva Turquía, Mustafá Kemal Ataturk. Quizás por eso en este equipo juega Cenk Akyol, eterna promesa del baloncesto turco, que maravilló en el Mundial de Japón con sólo 19 años, pero su carrera ha tenido muchos altibajos. Akyol no estuvo este verano con su selección por un presunto veto del Gobierno del islamista moderado, Recep Tayyip Erdogan. ¿Cuál fue el pecado de Akyol? Posicionarse con la población turca que se manifestó contra las políticas islamistas de Erdogan. Una posición que se escenificó nada más ganar el año pasado la Liga turca al negarse a responder a la televisión pública. Akyol llegó incluso a retirar el micro de la improvisada rueda de prensa sobre el parquet del Abdi Ipekçi. Akyol, que arrastra problemas físicos, Furkan Aldemir que se quedó en Turquía y el serbio Milan Macvan forman un trío de mucho talento mostrado de manera muy irregular, aunque el Galatasaray tiene muchas esperanzas.

La realidad es Carlos Arroyo. El boricua es la verdadera estrella y el alma del equipo. Anota, dirige, manda y el año pasado llevó al equipo a un histórico título de Liga después de 13 años de sequía. Después de 10 años entrando y saliendo de la NBA, Arroyo ha encontrado su sitio en el equipo de Ataman. Pararle será el gran trabajo del Unicaja y también el sinónimo del éxito. La baja de Markoishvili le otorgará mayor protagonismo a Sinan Guler. El denominado «demonio de la defensa» juega más en la Liga turca que en la Euroliga. De brazos muy largos es un gran atleta con problemas en el tiro. Un jugador de equipo. Su padre y su hermano Muratcam jugaron en el Besiktas, el Galatasaray y la selección. Ahora le apoyan siempre desde la grada y no sería extraño verles esta noche en el Carpena.

El equipo de Joan Plaza tiene una gran oportunidad ante uno de los «cocos» del grupo. Las lesiones han mermado al equipo otomano y eso le hace más vulnerable. Olympiacos les ganó hace siete días en el Abdi Ipekçi Sports Hall y el conjunto de la Costa del Sol puede hacer lo mismo en el Carpena si mantiene su nivel de juego y frena a Carlos Arroyo. Muy atentos al duelo de banquillos entre Plaza y Ataman, dos de los mejores entrenadores de Europa.?