Ésta es la frase cada vez mas utilizada por los aficionados del equipo malagueño y que día a día y partido a partido pronuncian más orgullosos. Y es que el conjunto de los Guindos crece a pasos agigantados.

Si la semana pasada hablaba de que este Unicaja enganchaba, cada encuentro que pasa me reafirmo aún más en mis palabras. Dando vueltas para buscar una razón que explique esta afirmación, aparecen decenas de argumentos que avalan el idilio que está renaciendo entre el equipo y sus aficionados y que a este paso van a reconvertir el Martín Carpena de nuevo en esa cancha temible para cualquier conjunto que venga.

Me encanta el ritmo que imprimen los pupilos de Joan Plaza a los partidos, desde el salto inicial no dan respiro a su rival y ayer concretamente asfixiaron a los turcos del Galatasaray hasta tal punto que le endosaron un 43-15 en los segundos veinte minutos de encuentro. Da gusto ver a los hombres altos salir a presionar a su par hasta más allá de la línea de 6,75, eso da una idea del nivel defensivo que quiere imprimir el equipo. Y también cómo saltan al dos contra uno en los bloqueos para encerrar y dejar sin pase al jugador que tiene el balón, a la vez que los exteriores rotan y llegan a las ayudas.

Que el contrario siempre tenga que buscar un pase más y otro pase más para conseguir una opción de tiro, hace que quizás al principio cuando se está más fresco si se logre encontrar buenas opciones y anotarlas, como ocurrió ayer en la primera parte, pero a medida que avanzó el encuentro le fue mucho mas difícil como demuestra el marcador parcial de los dos últimos cuartos.

Cuando un conjunto actúa con la intensidad con la que lo hace el Unicaja en defensa, va a tener muchas opciones de correr y ahí se mueve como pez en el agua el equipo verde. Hace contraataques de libro, con la pelota por el centro y las calles exteriores ocupadas y por delante del balón. Y corren los cinco, con lo cual aunque se falle hay rebote porque normalmente están en superioridad.

Algo muy bueno también es la rotación del conjunto malagueño, cada jugador que sale no sólo no baja el nivel sino que le imprime un punto más y mejora lo puesto sobre el parquet. Para mantener el ritmo frenético que quiere llevar el Unicaja a los partidos es básico que todos y cada uno de los componentes del banquillo rayen al mismo nivel.

Y por supuesto, aunque ya lo haya nombrado antes, una seña de identidad de los cajistas y en la que se identifican todos sus fans, es la intensidad y la convicción con la que lo hacen todo. Es magnífico ver cómo cada jugador que se va al banquillo cuando es sustituido, lo hace exhausto, señal de que lo ha dado todo. Y eso lo agradece y de qué manera la grada.

Éstas son unas pocas de las muchas razones por las que los aficionados nos vamos del Palacio cada partido con ganas de que llegue el próximo y de seguir viendo el crecimiento de un conjunto que se merece a día de hoy que su gente diga con orgullo: «Yo soy del Unicaja».

P.D. Por cierto, el equipo que pasó ayer por el Carpena, es uno de los grandes de Europa, con jugadores de gran calidad, aunque no lo pareciera, gracias al gran partido de los malagueños. Una victoria que por la diferencia en el marcador puede ser muy importante de cara a la clasificación del grupo.