El Unicaja vuelve a situarse en la «mega elite» de la Liga Endesa. A día de hoy, tras 15 jornadas, solo el intratable Real Madrid y el súper competitivo Valencia miran por encima del hombro al equipo de Joan Plaza. Los verdes, a dos jornadas para el final de la primera vuelta -y para que el corte copero decida qué cuatro equipos son cabezas de serie y qué cuatro equipos no lo son en la cita de Málaga 2014-, es ¡¡tercero!! en la clasificación. Empata a victorias con el Barcelona (4º) y Herbalife Gran Canaria (5º), pero el palizón de ayer le permite estar por delante de ambos por la diferencia de puntos.

Eso sí, este cuento de color de rosa terminará con un «fueron felices y comieron perdices» solo si sale bien el Unicaja-Herbalife del próximo domingo, a las 13 horas, en el Carpena. Ese día estará en juego a qué bombo va cada uno el día del sorteo copero. El que gane irá al de los mejores; el que pierda se conformará con la pedrea y rezará para que la diosa fortuna no le empareje en el mismo camino que el Real Madrid, rival que nadie quiere para la inminente cita del k.o.

Ayer se puede decir que fue un día perfecto. Tres horitas antes de que arrancara el Unicaja-Valladolid, a eso de las tres de la tarde, en plena digestión de la paella dominical, el Manresa regaló a los verdes una sorprendente victoria en Las Palmas. El día menos esperado, el Herbalife cedió ante uno de los modestos de la ACB. Puerta abierta para ascender a la zona más noble de la clasificación. Para ello había que cumplir por la tarde con el trámite ante el colista. Dicho y hecho. En el Palacio pasó lo que tenía que pasar y el equipo de Plaza se sitúa entre la creme de la creme a solo 80 minutos del final de esta primera vuelta.

Algún despistado en el Palacio quizás no entendió ayer el instinto asesino del equipo verde, del minuto 1 al 40. No es normal ver a un equipo avasallar a su rival sin piedad y querer más y más y más. Pero estaba todo previsto en el guión. El equipo entendió a la perfección cuál era el espíritu del partido. Había que ganar por la mayor diferencia posible. Si podía ser por 20, por 20. Si se podía por 30, por 30. Y si venía todo de cara y se alcanzaba el + 54, pues por +54. El caso era sumar puntos en el average pensando en un hipotético empate a victorias con Gran Canaria al final de la primera vuelta liguera. Una opción más que factible viendo que el calendario depara para la última jornada un Herbalife-Valladolid y un Real Madrid-Unicaja.

El escandaloso 112-58 final no supone nada matemáticamente para los de Los Guindos, pero deja todo de cara para rematar la faena la próxima semana. El Herbalife llegará el próximo domingo al Palacio con +45 en su average, por el +119 que acumula el Unicaja tras el banquete de ayer. Si los de Plaza ganan a los canarios, alcanzarán la última jornada con un triunfo más en la tabla y más de 76 puntos de ventaja en el average. Entonces, se podrá incluso perder en Madrid de forma «digna» sin temor a caer a la quinta plaza.

La verdad es que lo de anoche fue esperpéntico. El Valladolid no fue rival y la imagen que dejó en el Carpena daña seriamente a la propia Liga ACB. El equipo pucelano ni compitió. No trabajó atrás, no tuvo paciencia en ataque y se dejó ir ya en el segundo cuarto. La presunta mejor Liga de Europa no puede permitirse un espectáculo tan bochornoso como el que ofrecieron en el Carpena los de Ricard Casas. Hay equipos en la Adecco Oro con más argumentos que este histórico Valladolid de Arvydas Sabonis u Oscar Schmidt. Incluso hay equipos en la Liga Femenina que podrían darle un susto serio a los chicos de Pucela. Lamentable.

En fin, que objetivo cumplido. Buen cierre a una semana con éxito en Estambul y con palizón en la ACB. El Fenerbahce de Zeljko Obradovic y Luka Zoric y el Herbalife, próximos objetivos.