Obradovic y Messina dominaron durante años el baloncesto europeo desde sus banquillos en Atenas y Moscú. Un gran duelo que Messina siempre definía refiriéndose a la «Ilíada de Homero». El italiano se veía como Héctor, el príncipe de Troya, y adjudicaba al serbio el papel de Aquiles, el hijo de Peleo, rey de los Mirmidones. Obradovic, nuestro Aquiles de los banquillos, el hombre de las ocho Euroligas con cuatro equipos distintos, se enfrenta a un gran reto. Conseguir que el Fenerbahce no se convierta en su talón de Aquiles. Zeljko es un triunfador desde el inicio. Partizan, Joventut, Real Madrid y Panathinaikos vieron como el genio de Cacak ganaba la Euroliga en su primera temporada.

En Turquía este año está teniendo muchas dificultades y el futuro parece complicado. El equipo no acaba de funcionar. Después de un gran inicio en la Euroliga con seis victorias consecutivas, el equipo ha bajado sus prestaciones y en los seis partidos siguientes sólo suma dos victorias. En la Liga turca su rendimiento es aún peor, cuarto clasificado por detrás de Banvit, Galatasaray y Efes. En las cuatro derrotas que suma en la competición nacional hay una muy dolorosa ante el Banvit, entrenado por su eterno segundo Dimitrios Itoudis, por 15 puntos.

El reto de Obradovic es grandioso e ilusionante. Con una gran plantilla y su maestría en el banquillo tiene que hacer olvidar el gran fracaso de Simone Pianigiani la pasada temporada y además terminar con la maldición que persigue a los equipos turcos en esta competición. Muchos millones de euros, grandes jugadores y cero resultados. Si alguien puede es nuestro particular Aquiles, aunque de momento le está costando.

Zeljko ha elegido para esta aventura a un grupo de jugadores de gran calidad y veteranía, con hambre de títulos (muy pocos han ganado algo) y un gran repóquer de jóvenes jugadores con un potencial extraordinario como Mahmutoglu, Turkylmaz, Birsen, Karaman y Sipahi. Este último, Kenan Sipahi, es una de la grandes esperanzas del baloncesto otomano. Un base alto de origen kosovar y casi dos metros que debutó en la Liga turca con 15 años y ahora con 18 años aterriza en el Fenerbahce. La pasada temporada ya fue titular en el Tofas Bursa y este verano fue elegido MVP del Eurobasket U18. Su gran presentación este año fue en la Sala Pionir ante el Partizan. Obradovic le colocó de base titular y Sipahi lideró al equipo a una gran victoria por 78 a 88. Zeljko le definió ese día como «un chico de 18 que juega como un veterano de 30». ¿Les suena esta historia, verdad? En Turquía ya le llaman el Ricky Rubio turco.