­Un partido redondo, por fin. Gran victoria ante el Laboral Kutxa, de nuevo cuartos en la Liga Endesa, recuperado el average con los vitorianos, Caner-Medley vuelve a la acción, exhibición de Kuzminskas, aparición de Urtasun... Todo fue positivo ayer en el Carpena, donde el Unicaja se cargó de moral ante la finalísima europea del jueves en Atenas contra el Panathinaikos. El equipo volvió a ganar tras cinco derrotas consecutivas, que son muchas, demasiadas. Fluyó el baloncesto, que es de lo que se trata. Ayer ante el Baskonia no hubo ni cansancio ni historias. Sólo baloncesto. El Unicaja le puso pasión, una tremenda actividad defensiva y se olvidó de lo malo: de las lesiones, de los árbitros, de cosas raras, de excusas y puso fin de la mala racha de la que venía para firmar un partido muy rico. Funcionó el equipo, en defensa y ataque, y el Baskonia, que no es ni la sombra de lo que fue, cayó como fruta madura. Ni un rastro de la identidad de Sergio Scariolo en el equipo. Deben estar preocupados en Vitoria.

Aparecieron actores nuevos en la pizarra malagueña. Y eso es muy importante. Que el equipo siga evolucionando y creciendo, que no se estanque. Los minutos de Txemi Urtasun fueron de muchísima calidad. Fue una amenaza en ataque y trabajó a destajo atrás, en defensa. Su mejor partido del curso. Y la vuelta de Caner-Medley puso la guinda perfecta. El equipo necesita al ala-pívot como el comer porque es su líder natural, su mayor talento. Tuvo minutos ayer tras sus dos semanas largas de baja y aunque pasó totalmente inadvertido, el hecho de que se haya recuperado y de que tenga cuatro días para trabajar cara al partidazo del OAKA es realmente tranquilizador.

El Unicaja fue mejor de principio a fin. Y eso que dejó irse vivo al Baskonia al descanso. Tuvo Zoki Dragic un mate para poner al equipo 16 arriba y se enfrascó en un par de protestas arbitrales que no le hicieron bien y permitió que el cuadro vitoriano se metiera en el partido al intermedio: 39-31. Fue un estupendo partido para los malagueños. Y eso que el conjunto de Joan Plaza amenazó con otra salida fría a pista, como la del Olympiacos, con un 4-10 que desnudó las carencias defensivas de Toolson. El americano hizo internacional a Causeur, que anotó 10 puntos en 5 minutos y se fue al descanso con 15. Pero entre su exhibición inicial y el tiempo del relax hubo un sensible cambio de decorado. Apretó el Unicaja atrás y en ataque encontró múltiples opciones, tanto dentro como fuera. Fran arrancó muy bien, luego Dragic y Urtasun aportaron y el continuo goteo de Granger hicieron crecer a los verdes, con Stimac muy intenso y jugando buen nivel: 37-23.

Al Baskonia nunca se le vio cómodo, especialmente tras la segunda falta de Pleiss, muy importante en la pizarra de Scariolo. Y el Unicaja trabajó para darle continuidad a su labor. No hubo esta vez ni desconexiones ni altibajos ni dientes de sierra. El Unicaja lo hizo casi todo bien y Plaza estuvo brillante desde el banquillo, ordenando al equipo y dándole a cada uno su tiempo y su rol. Incluyendo el trato a Kuzminskas, al que habitualmente margina a un segundo plano, con menos minutos de los que quizá merecería, y que ayer respondió a las expectativas marcándose un señor partido. Se pegó un mate estratosférico ante tres defensores, anotó tres triples por primera vez desde que está en Málaga y superó sus problemas atrás con una actitud más que correcta.

En la segunda parte se vio al mejor Unicaja posible. Y el Baskonia sacó la bandera blanca porque ni tiró de orgullo. Con 51-42, tras un intercambio de golpes entre Urtasun y Heurtel, el cuadro costasoleño sentenció. Triple de Calloway, otro más de Kuzminskas, parcial de 10-0 y al último cuarto con 61-44. Era tiempo para pensar en average. El Unicaja había perdido en el Buesa Arena por 82-75. A dos victorias, hoy tocaba ganar y remontar esos puntos, porque el camino es largo y nunca se sabe dónde te puede llevar. El Unicaja cumplió de la mejor manera posible, sin levantar el pie del acelerador. Cuando ganaba por 15 quiso hacerlo por 20 (69-47). Y ya mira al Baskonia con tres de renta más el average. Y desde la cuarta plaza liguera, tras la derrota del Gran Canaria en la pista del Real Madrid. Ahora toca defenderla con uñas y dientes. Aunque antes hay que librar una batalla en toda regla, el jueves a las 20.30 horas en Atenas. Espera el Panathinaikos. Aguarda el Top 8. Un sueño hecho realidad.