Ya sé que no está bonito hablar de venganza, vendetta, revancha o cualquier otro sinónimo de esta índole en una fecha como la de hoy, en la que los católicos celebramos el Domingo de Resurrección, un día de alegría y gozo general. Pero lo cierto es que el cuerpo pide para esta mañana en el Pabellón Príncipe Felipe (12.15 horas/Oreange Arena) una buena ración de revancha -siempre en términos deportivos- en la visita del Unicaja al CAI.

Y es que el equipo maño se ha empeñado desde hace un par de años en ganar siempre a los verdes, más fácil o con apuros, en Málaga o en Zaragoza, en Liga o en Copa... y claro, hay ganas de «meterles mano» y cerrar la herida abierta hace ya cinco partidos, pero que se convirtió en hemorragia la última vez que verdes y maños se vieron las caras, en los cuartos de final de las pasada Copa del Rey de febrero, en el Martín Carpena.

Yo, de todas formas, mantengo mi discurso previo al partido de Copa. Los números no cambian mi idea. Por mucho que las estadísticas tumben mi afirmación, yo me reitero: «El Unicaja es mucho, mucho, mucho mejor equipo que este CAI Zaragoza».

Alguno puede pensar -y lo respeto- que la mía es una opinión sesgada, muy subjetiva y escrita con la bufanda verde y morada puesta alrededor del cuello. Pero mi creencia la baso en datos reales de presupuesto de unos y otros, de cantidad de recursos humanos, de palmarés, de experiencia al más alto nivel competitivo, de currículum, de calidad en los banquillos...

¿Entonces? ¿Por qué de un tiempo a esta parte siempre que CAI y Unicaja se miden la victoria es para ellos? Pues porque hay veces que un rival, por lo que sea, se te atraviesa. Y no hay manera. Juegues mejor o peor, al final «cascas». Al Unicaja le pasó con el otrora TAU, que desde 2006 hasta 2010 fue inalcanzable para los verdes. Ahora la página con los vascos está cerrada, pero está abierta ésta con el CAI, que hoy podría finiquitarse en caso de asaltar el Príncipe Felipe.

El equipo viajó ayer con muchas ganas hasta la capital aragonesa. En las declaraciones de los verdes de esta semana alguna vez se han escapado las palabras «venganza» y/o «revancha», que quizás no sean políticamente muy correctas, pero que denotan las ganas que tiene la plantilla cajista de demostrarle al CAI quién es quién en esta Liga Endesa.

Desde luego hay mucho en juego esta mañana. No tanto como aquel jueves noche copero de febrero en el Carpena -en el que no había capacidad de reacción-, pero la lucha por la cuarta plaza puede quedar bastante sentenciada, sobre todo si el Unicaja deja hoy a los maños a tres victorias y con solo seis jornadas más por jugarse. Se puede decir, sin duda, que para ellos es una final y para el Unicaja la primera ocasión de dictar sentencia. Eso sí, tampoco hay que olvidar al Herbalife Gran Canaria, que también está dos triunfos por detrás de los verdes en la tabla (empatado ahora con los maños), y al que habrá que visitar en la penúltima jornada de esta Liga Regular.

Joan Plaza cuenta para este partido con todo su arsenal, salvo la baja de Rafa Hettsheimeir, ex del CAI y que seguro lamentará mucho no haber llegado a tiempo para esta cita en tierras aragonesas. El brasileño jugó sus mejores partidos en la Liga Endesa con el equipo de Zaragoza y en el Unicaja esperan recuperar esa versión del pívot sudamericano antes de que arranque el próximo play off por el título.

Será el primer partido de Domas Sabonis desde que el lituano confirmó esta semana su marcha del club al final de la presente temporada. El canterano lleva tres o cuatro partidos a muy buen nivel y es de esperar que el anuncio oficial de su adiós y todo lo que se está hablando sobre su futuro no afecte a su presente y a sus próximas actuaciones defendiendo la casaca verde cajista.

La cita será a las 12.15 horas en un escenario que siempre estará ligado a la historia del club de Los Guindos. En este Pabellón Príncipe Felipe logró el Unicaja su primer gran triunfo nacional: la Copa del Rey de 2005. Antes había llegado la Copa Korac del año 2001 con Bozidar Maljkovic. Pero aquel título copero del equipo de Sergio Scariolo está en la memoria de todos porque marcó el inicio de un trienio mágico que se completó con la Liga 2006 y la Final Four de Atenas 2007. Ojalá Zaragoza también traiga hoy suerte a Plaza y los suyos.