A sus 27 años ha vivido en cuatro ocasiones lo que la mayoría de jugadores no conoce jamás en su carrera, cuatro graves lesiones. Pero el escolta nacido en Jaén, criado en Marbella y ciudadano malagueño, jamás se ha rendido. Y ahora vive la feliz recompensa.

Se le ve como a un niño con zapatos nuevos...

Totalmente, como a un niño en la noche de Reyes. Sin ninguna duda. Volver a entrenar con el Unicaja para mí es un lujo, un orgullo y siempre lo he dicho: el Unicaja es el equipo de mis sueños y para mí nunca va a haber nada más grande deportivamente hablando que poder ayudar al equipo en lo que sea.

¿Qué le pasa por la cabeza cuando le dicen que si quiere entrenarse con el primer equipo?

Me sorprendió. Lo normal es que hubiese subido otro júnior, pero como «Guti» estaba tocado, pues Joan (Plaza) me preguntó si me parecía bien, y yo le dije que era un placer. Yo quiero que me consideren un júnior más, si tengo que doblar entrenamientos, lo hago. Es un favor mutuo que nos hacemos. El primer equipo necesita gente ahora porque Toolson está solo en el puesto de escolta y me siento un privilegiado. Cuando te vas fuera ves las cosas de otra forma. Ahora valoro mucho todo, lo que significa Unicaja para mí y para el baloncesto. Su staff técnico, las instalaciones, médicos, fisios... El Unicaja te cambia la vida. Con 18 años ves las cosas de otra forma, pero yo he experimentado lo que es el baloncesto profesional, lo he pasado muy mal fuera, con lesiones, y ahora estoy emocionado, con nostalgia. He vuelto al Carpena y me he sentido como en casa. Es una pasada, una gozada estar con Enri (preparador físico), Mario y María (fisios) y Cañete (ayudante de Plaza), que son los que quedan de mi época. Piensas en disfrutar cada jugada. Sufrir entrenando ahora para mí es disfrutar. Es una pasada entrenar en el Carpena, con ese equipo, con Plaza, que te estén mirando Carlos Jiménez y Manolo Rubia... El Carpena, la pista auxiliar... ¡Uffhhh!

¿Qué hubiese sido de su carrera si en el tercer partido de la temporada 2007/08, ante el Polaris World Murcia, a los 13 segundos, no se hubiese roto el ligamento anterior de la rodilla derecha?

Siete años han pasado ya... No te puedes ni imaginar las veces que he pensado qué hubiera sido de mi carrera si no me hubiese pasado eso. Lo cambió todo. (Silencio).

Venía de ser internacional júnior, fue titular con Scariolo en los tres primeros partidos de Liga y contaba con la confianza del entrenador...

Estudiantes, León y Murcia fueron esos tres partidos. Llevaba varias pretemporadas, Sergio confiaba en mí... Me he planteado muchas cosas. Esa jugada me cambió la vida. No quiero decir para mal, porque he aprendido mucho. Uno aprende más en el sufrimiento y se hace más grande cuanto más sufre en su vida. Lo lógico es pensar que si no me hubiese lesionado habría podido estar en la primera plantilla como quinto alero muchos años. Pero me tocó remar, luchar y pelear...

A la lesión de rodilla se unió también la de muñeca...

Sí... Era la pretemporada del 2007/08 y jugábamos un torneo en Siena. McIntyre, que luego vino, me empujó y al caer puse la mano y me rompí el escafoides. Eso era septiembre de 2007.

¿Y qué sucedió?

El escafoides es jodido, porque hay tipos de roturas que no se ven hasta dos meses después. Yo me hice allí la radiografía y parecía un esguince con edema óseo. Llegamos aquí y seguí entrenando, jugué ante Memphis y cuando me lesioné la rodilla ya tenía lo de la muñeca, aunque no lo sabíamos. Lo que ocurre es que mientras me recuperé de la rodilla yo la muñeca apenas la utilicé, pero ya tenía la lesión desde septiembre. Cuando volví a entrenar con más o menos normalidad empezó a dolerme muchísimo la muñeca. Me hicieron otra radiografía y ahí ya se vio la fractura. La opción era operar o mantener el dolor el resto de mi vida. Hablé con José Nogales y Carlos Salas, los médicos del club, y me dijeron que era una operación muy sencilla, una cirugía segura. Me senté con Sergio y quedaban dos meses de Liga, así que me dijo que me operara y que en verano trabajara como un animal para iniciar la pretemporada a tope.

Pero aquello no salió bien...

El error que se cometió, al que me sumo yo también, fue que se trató mi primera cirugía como si fuese una operación reciente. Habían pasado 9 meses y el hueso se había deteriorado y no soldó. En la operación me pusieron hormona de crecimiento, un clavito y una especie de pegamento, pero tras tantos meses, el hueso ya parecía dos diferentes y no soldó. Eso sucedió en verano, con el equipo de vacaciones y no tuve una vigilancia constante. Y llegó un momento en el que no mejoraba, las radiografías no mostraban que el hueso soldase, así que me hicieron una resonancia y un TAC. Y ahí vieron necrosis y separación en el hueso. Eso fue ya en septiembre y yo debería de haber estado a pleno rendimiento en julio. Entonces me aconsejaron que fuera a un médico especialista de la mano.

Vaya palo...

Sí, porque además eran momentos confusos. Sergio se había ido, llegó Aíto, él no me conocía, a mí me quedaba sólo un año de contrato y tenía la mano hecha un palo. Y yo quería arreglarlo y jugar. Visité al doctor García de Lucas en Madrid y las noticias no fueron buenas. Eso me enfureció muchísimo, he estado mucho tiempo así, pero he llegado a comprender con el paso del tiempo que la Medicina no es una ciencia exacta y que dos más dos no son cuatro. Los médicos del Unicaja hicieron todo lo que pudieron, pero mi cuerpo no respondió y surgieron estos problemas. García de Lucas me propuso una segunda operación y me advirtió de que se me iba a reducir la movilidad, pero que iba a poder seguir jugando.

Cuándo se recuperó de la lesión de muñeca, ¿qué pasó?

Me recuperé en febrero, tenía incertidumbre, Aíto tenía hecho su equipo y salí cedido a Alicante, en LEB Oro. Tenía miedo, pero yo era joven, era un animal... Me lo pasaba tan bien jugando al baloncesto que siempre he pasado del dolor. Ahora me sigue doliendo, pero es una rutina.

Parece que había pasado lo peor. Una rodilla, dos operaciones de muñeca, vuelve a la ACB en el Xacobeo (2009/10) y finalizando el curso 2010/11 en San Sebastián vuelve a fastidiarse la rodilla. Ahora la otra. ¿Qué pasa por la cabeza?

No me lo creía. Hice un gran año, mejor que el de Santiago. Hubo muy buena química con Pablo Laso. Entrenaba bien, tenía pocos minutos, porque estaban Baron y Panko, pero aprovechaba mis minutos. Y en un entrenamiento voy botando y se me fue la otra rodilla. Sabía que me había roto. Era la misma sensación: ligamento cruzado y menisco externo.

Y lejos de casa...

Es un mazazo espectacular. Ya llevaba la rodilla derecha y la muñeca. Ahora cuéntaselo a tus padres, a tu novia, a tu representante... Muy jodido, es muy jodido. Pero es lo que me ha tocado vivir y he salido. No me siento desafortunado. Cada uno tiene su camino. A mí me ha tocado ponerme las pinturas de guerra y salir a luchar. Estoy seguro de que cualquier otro jugador con todas mis lesiones estaría sentado en el sofá de su casa. Son seis o siete meses de recuperación cada vez. Pero todo esto me ha hecho más fuerte, me ha forjado un carácter y una personalidad. El deporte tiene también una cara amarga. Pero me alimento de lo bueno del deporte y eso es lo que me da energía.

Tras pasar por todo eso, ¿se ha llegado a plantear dejar de jugar al baloncesto?

Este año he estado a punto de planteármelo. A partir de febrero, sí lo pensé. ¿Y si va siendo hora ya de dejar el dolor por el deporte y orientar mi vida a otras salidas?, me pregunté. En febrero estaba sin equipo, entrenando con el Clínicas, pero se cerró el mercado de LEB Oro y no me salió nada. Y sí, pensé en dejar el baloncesto.

Hace un par de años me contaron que hubo un enfado tremendo del Unicaja con usted porque dijo públicamente que quería que ganase el Obradoiro en su partido ante el Unicaja. ¿Qué fue exactamente lo que pasó?

Me llamaron de una radio gallega y las declaraciones sueltas las cogió la web de Obradoiro y después la ACB y llegó al Unicaja. Se sacó de contexto. Ellos cogieron una frase tras 15 minutos de conversación, tras muchas preguntas. Me preguntaron quién quería que ganara. Y yo dije que el que mejor hiciera las cosas. Tras cinco preguntas de ese estilo me dijeron que al que más le hacía falta era al Obradoiro, que estaba en descenso, y el Unicaja tenía el play off acomodado. Y dije que era verdad, que le hacía más falta en ese sentido. Y de ahí se lió todo. Se malinterpretó. El club se enfadó y dejé de entrenarme de la recuperación de la rodilla. Hablé con Chus Mateo, que era el entrenador. Con Manolo Rubia y con el presidente. Al final todo se arregló.

¿Y qué tal con el Clínicas? ¿Se siente el hermano mayor de los chicos?

El papel de hermano mayor es de Richi (Guillén). Él pega cuatro voces y ordena. Yo me siento como un júnior más. Tengo el mismo hambre de un chaval. Sé que en el momento de la competición voy a aportar madurez y saber estar, pero en el día a día soy un júnior más que se quiere comer el mundo.

¿Ha comenzado a estudiar Fisioterapia?

A través de la opción de deportista de elite he accedido y estoy muy contento. Es una carrera que llevo en la sangre, entre comillas. Sé lo que es una lesión, recuperarla y sufrirla, y me veo en un futuro como un posible recuperador de lesiones de deportistas o de gente normal. Por mi vivencia tengo mucho que aportar y puedo ayudar a la gente. El día 29 de septiembre empiezo con matrícula partida, con cinco asignaturas, dos del primer cuatrimestre y tres el segundo. Todo surgió porque al pasar esta pasada temporada sin jugar mis padres me metieron mucha presión para buscar una salida y a partir de febrero, cuando me quedé ya sin equipo, empecé a buscar otras cosas.

¿De qué ha vivido todo este tiempo?

Del paro, este año pasado cobré el paro como un desempleado. Tengo uno dinerillo ahorrado y pago la hipoteca. Mi único ingreso fue el paro, porque me dediqué a entrenar y le estoy eternamente agradecido al Unicaja y al Clínicas Rincón, y a Francis Tomé y a Chiqui Gil, por permitirme entrenar con ellos el pasado año y ahora por estar con ellos. Su estilo de entrenamiento y su filosofía me han venido como anillo al dedo, porque necesitaba esa caña, esa agresividad, ese básket que me gusta y me ha hecho recuperarme. El año pasado lo pasé mal, me planteé mil cosas, económicamente las cosas estaban mal... pero disfrutaba con los niños, me lo pasaba bien.

Le veo más fino, más delgado.

Llevo cuatro meses cuidando más la dieta. Este verano he hecho mi rutina de piernas para las rodillas y me he quitado peso para que no sufran tanto.

Y ahora, ¿a disfrutar el momento y pensar en cotas mayores?

Mucha gente tiene la sensación de que voy a jugar dos meses y me voy a ir por ahí. Pero he echado de menos Málaga. Lo que tengo ahora es lo que quería desde hace mucho tiempo. Es un lujo tener lo que tengo ahora. Claro que económicamente podría ser mucho mejor y es lo que podría hacer que cambiara mi actual opinión, pero estoy donde quiero estar, en mi club, y estoy ayudando a los niños y al equipo de mis sueños, entrenando con ellos. Estoy donde quiero estar, con mi novia y mi perro Fóster, cerca de mis padres, y jugando de verde, con el escudo del Unicaja en el pecho. He estado por ahí, he visto mucha mierda fuera y al final te das cuenta de que todo lo que hay en este club es único, del primero al último, es espectacular e inmejorable. No quiero utilizar al Clínicas como un trampolín, quiero quedarme aquí. Llevo cinco años fuera y quiero estar aquí. Con 27 años me apetece jugar en Málaga y estar con los míos, con Melania, que ha sido un gran apoyo, único para mí. Si no fuera por mi novia y por mis padres no estaría aquí, han sido mi sustento y si estoy aquí es por ellos. No tengo palabras para expresarles mi cariño, mi agradecimiento y mi amor a los tres.

"Me quitaron hueso de la cresta ilíaca para insertarlo en la muñeca"

Tras dos operaciones de muñeca, ¿cómo ha quedado la articulación?

Tuve la mala suerte de que la primera operación no salió bien porque se me operó a los siete meses de la lesión y se hizo como si fuera reciente. Así que tuvimos que ir a un especialista, al doctor García de Lucas, en Madrid. Y él me dejó claro que la muñeca se podía mejorar, pero que no iba a tener la movilidad que tuve. Así que arrancó una parte del hueso de la cresta ilíaca, que es el hueso más esponjoso del cuerpo, donde más sangre riega, y de la cadera me pusieron trozos de hueso en la muñeca. Esa fue la segunda operación. La mano se me ha quedado así (trata de mover la muñeca, ver foto de la diferencia). Y tuve que cambiar mi mecánica de tiro. Ahora ya no hago el gesto completo de muñeca para tirar, ahora tiro más de codo, no tengo ese golpe de muñeca. Tengo fuerza, eso sí. Y no puedo doblarla ni hacer determinadas cosas.

¿Y le duele?

De vez en cuando me duele. Escribir en el Whatsapp me duele, arrancar el coche, teclear en el mando a distancia...