El Unicaja tiene un atajo para acceder a la segunda ronda de la Euroliga, al deseado Top 16. Pasa por ganar hoy al Cedevita Zagreb de Jasmin Repesa. La victoria le pondría el futuro color de rosa. El equipo lo sabe. Es consciente de que acumular cuatro victorias tras seis jornadas le colocaría en una situación envidiable y privilegiada. Con ese bagaje, al equipo le valdría con ganar incluso un único partido, salvo extrañas carambolas, para volver a estar en el selecto club de los 16 mejores equipos de toda Europa. Como ya es costumbre en Málaga, por cierto.

Es prioritario ganar hoy. Sería el triunfo de la tranquilidad. De lo contrario podrían llegar algunos nervios. Un mal compañero de viaje, porque el equipo afronta tras el duelo de esta noche dos salidas consecutivas, a Berlín y Limoges. Y convertir esos dos encuentros en «casi finales» no es aconsejable. Hay que viajar a Alemania y a Francia con la conciencia traquila y la mochila de victorias repleta. Sobre todo, porque se ha puesto a tiro la clasificación.

El Unicaja afrontaba la jornada como segundo del Grupo B y anoche bajó, de forma temporal, a la tercera plaza por la victoria in extremis del Maccabi en Limoges: 73-79. Le vino bien el triunfo de una apisonadora llamada CSKA Moscú ante el Alba de Berlín (95-66), próximo rival de los malagueños. Amarrar el triunfo hoy se antoja vital para seguir viviendo con mucha tranquilidad en la Euroliga, donde incluso Joan Plaza espera y desea poder rotar más pronto que tarde y así dar descanso a jugadores «tocados», como el base Stefan Markovic.

El encuentro es especial porque regresa a Málaga Jasmin Repesa. El último entrenador cajista antes de la llegada de Plaza vuelve por primera vez al Martín Carpena. A Repesa se le recordará por su mala gestión en la Liga Endesa, aunque sin embargo el equipo firmó una Euroliga realmente notable.

Repesa es un enamorado de Málaga. Ayer compartió media hora de conversación con este periódico en el hotel Vincci, donde está concentrado con su Cedevita, justo frente a su primera residencia en nuestra ciudad. «En ese edificio...», señalaba el croata, mirando hacia el paseo marítimo. Ha dejado una gran embarcación como Málaga por un proyecto mucho más modesto como el del Cedevita. «Málaga lo tiene todo», recuerda el técnico.

Lo pregunta todo por cómo está siendo la temporada en el Unicaja. Quiere saber si va gente al Carpena, cómo es el ambiente, qué tal está la ciudad y pregunta por el clima mientras mira por la ventana del hall del hotel y se encuentra una Málaga ya oscureciendo.

Su hijo Dino forma parte de su cuerpo técnico en el Cedevita, un club emergente de Zagreb, a la sombra del Cibona. Mientras el equipo merienda en un salón interior del hotel, Repesa explica que su «pandilla de niños» va por buen camino, aunque no les puede exigir competir con grandes resultados en Euroliga. Se trata de un equipo sin un solo americano, donde todos los jugadores son croatas salvo el bosnio Gordic, y que dio la campanada hace dos semanas al ganar en Tel Aviv. Avisado está el Unicaja, que no puede confiarse en absoluto.

Joan Plaza tiene decicido ya vestir de corto a Jon Stefansson. El islandés se probó el lunes, dio la talla y ha comenzado a entrenarse de forma gradual con el equipo. Ayer casi hizo la sesión completa y el técnico está dispuesto a incluirle ya en el «12» para el encuentro de hoy. Eso sí, el técnico y los médicos no quieren forzarle. El gran trabajo de los fisios, Mario Bárbara y María López, y el preparador físico, Enrique Salinas, han permitido a Stefansson adelantar su recuperación. El escolta cayó lesionado ante el Limoges, el pasado 31 de octubre, y se le pronosticó un mes para volver a jugar por una rotura en grado 1 del adductor mayor de la pierna izquierda. Han pasado apenas 21 días y Stefansson ya tiene el alta médica y está a disposición de Plaza. Claro que se quiere ser precavido. Las lesiones musculares son traicioneras. Hará la rueda de calentamiento y se sentará en el banco, aunque es poco probable que tenga minutos.