«Soy optimista respecto al partido», se aventura a decir Dusan Ivkovic, el veterano entrenador (71 años) del Anadolu Efes antes de recibir al Unicaja esta tarde en el Abdi Ipecki (19.30 horas). Ivkovic, un viejo zorro del baloncesto, fue fichado a mitad de la pasada temporada, aunque hasta verano no se hizo cargo del Efes. Movió los hilos en el mercado de fichajes, contactó con Nenad Krstic, al que sacó del CSKA, e hizo lo mismo con Dario Saric, al que prometió proyección, minutos y un gran escaparate antes de dar el salto a los Orlando Magic de la NBA, en un par de años.

Fichó todo lo que se le antojó. A Draper, a Perperoglou, a Lasme... Y tras varios meses de trabajo, con Planinic entrenándose en solitario y cobrando 1,5 millones de euros, añadió hace una semana a Thomas Heurtel. No hay problema de dinero en el equipo de Estambul, propiedad del multimillonario Tuncay Ozilham, entre los mil hombres más ricos del mundo, según la Lista Forbes, con una fortuna valorada en 1,6 billones de dólares.

Lo que te pide el cuerpo, visto lo visto, es quedarte en Málaga y aprovechar las mañanas soleadas entrenando en el Martín Carpena. El Anadolu Efes está hecho a golpe de talonario, aunque los sentimientos no se puedan comprar. De ahí que apenas 3.500 aficionados asistan habitualmente al colosal escenario donde juega, el Abdi Ipecki. Pero el Unicaja, que ya ha batallado este año, de tú a tú, con CSKA, Real Madrid, Olympiacos, Laboral Kutxa, Valencia..., viajó ayer a Turquía sin miedo, con respeto, pero consciente de que ha ganado allí en sus tres últimas visitas, que este verano ya se impuso a la máquina de Ivkovic en la Gloria Cup y que su nuevo gen competidor está a prueba de cualquier contrincante, por muy bueno que sea, por mucha pasta que se gaste verano tras verano.

Cuando el Unicaja de Joan Plaza sale a pista hay algo garantizado: el equipo va a competir. Luego podrá ganar o perder. Porque hay rivales que tienen a Spanoulis, a De Colo y a otras estrellas que son inalcanzables para el presupuesto malagueño. Pero el Unicaja compite, no le pierde la cara nunca a los partidos, nadie le saca de la pista. Y ésa es la bendición de este equipo. Ese gen competidor adquirido.

El equipo, tras el atracón navideño, ha tenido un par de días para recuperar. Descansó el lunes y el martes y el miércoles tuvo sesión matinal única. Plaza lo dijo ayer. No es tiempo de cargar con horas de trabajo, sino vídeos, lecciones tácticas y cuatro ideas en la pista. Además deslizó que va siendo hora de ir sacando del armario la ropa de abrigo. Es decir, trajes nuevos, sistemas diferentes con los que iniciar el ataque al Top 16.

El líder en solitario de la ACB, y con dos triunfos respecto a su trío de perseguidores (Madrid, Bilbao y Joventut), cayó en el debut ante el Olympiacos y sabe que una segunda derrota consecutiva sería muy dañina. Le obligaría a ir con la mar en contra todo el Top 16. Porque el Efes sí que ganó en su estreno, en Vitoria. Eso sí, si hoy el partido no da opciones, si ganar al Anadolu se hace imposible, no hay que perder la cabeza. Esto es muy largo. Si hay que palmar, hay que hacerlo por la mínima renta posible. Hay que pensar en todo, tenerlo todo atado. Aunque hoy, el Unicaja, al completo, saldrá a ganar. Eso seguro.