­Zaragoza, 20 de febrero de 2005. Domingo. 19.30 horas. Once cajistas, con cuatro canteranos, un líder irrepetible en la pista y un maestro en los banquillos, hacen historia. Carlos Cabezas, Berni Rodríguez, Chus Lázaro y Fran Vázquez, defendiendo el orgullo malagueño; Jorge Garbajosa, el genio que eligió Málaga para llevar al equipo a la gloria; y Sergio Scariolo, que firmó una época, un lustro de esplendor en el Unicaja, comandaron al equipo malagueño a la consecución de su primera y única Copa del Rey. Un sueño hecho realidad en el Príncipe Felipe.

En la capital aragonesa, el Unicaja, clasificado de rebote en la última jornada del final de la primera vuelta de la Fase Regular, llegaba a Zaragoza como el gran tapado del torneo. Disputó ante el Etosa Alicante, cabeza de serie, el encuentro de cuartos. El equipo malagueño, de la mano de un renacido Walter Herrmann, inició con éxito su periplo en la mejor competición nacional, la más atractiva: 79-62.

Aquel partido copero, aquella exhibición, abrió las puertas al equipo hacia las semifinales, donde le aguardaba el Pamesa Valencia de Montecchia, Rokocevic, Oberto o Tomasevic. Pero el Unicaja, con una plantilla de campanillas, no había ido a Zaragoza de paseo. También tenía nombres para contrarrestar el arsenal rival: Pepe Sánchez, Stephane Risacher o el recuperado Zan Tabak. Un último cuarto de genio del equipo le abrió las puertas de la gran final, tras un triunfo memorable por 90-82. Y en la final esperaba el Real Madrid, uno de los grandes, con Bozidar Maljkovic, el hombre que dio gloria al club de Los Guindos, en el banquillo blanco. Con Louis Bullock como principal amenaza.

Tuvo que pasar algún tiempo para tener conciencia de lo hecho en Zaragoza, un título que sirvió como aperitivo, porque luego se ganó la Liga Endesa en 2006 y se disputó la Final Four de Atenas en 2007, con el tercer puesto como colofón. Pero aquel Unicaja, aquella Copa, abrió el camino hacia la excelencia, a la grandeza de la época más brillante en la trayectoria de la entidad cajista.

El Unicaja derrotó al Real Madrid en Zaragoza, en un partido especial, pletórico, con mil malagueños en la grada, con una ciudad volcada con su equipo: 80-76.

Zaragoza fue el escenario idílico donde el club pudo celebrar su coronación en el torneo copero. Fue allí clasificado casi de rebote y tras cuatro días de vértigo, Berni Rodríguez recogió el título junto al presidente de la Caja, Braulio Medel, en una noche imborrable.

Luego llegó una celebración desbocada y merecida. El Unicaja vivió la «Fiesta de los campeones» en una noche muy larga en Zaragoza. Y después, viaje a Málaga para compartir el título con los malagueños, que tenían muchas ganas de festejar y de descorchar su alegría por el Centro.

Y es que el Unicaja ha sido un elemento decisivo para situar a Málaga en el mapa del deporte y de darle visibilidad a toda nuestra provincia en todo nuestro país y más allá de Los Pirineos. Y su «marea verde» se merecía por fin un gran éxito. El equipo se paseó en autobús sin techo por la ciudad y rindió tributo en la sede de la entidad financiera en la plaza de La Marina y después desde el balcón del Ayuntamiento se brindó el título a toda la ciudad. Una historia que se vivió hace 10 años y un día y cuya segunda parte podría comenzarse a escribir hoy mismo...

Cuartos de final: Unicaja 79-62 Etosa

El Unicaja tuvo suerte en el sorteo y se midió al cabeza de serie «menos» potente, el Etosa Alicante de Trifón Poch. El equipo llegó en la octava plaza, el último, y en los cuartos de final se enfrentó al equipo alicantino. Los levantinos tenían un equipo muy competitivo, con el malagueño Nacho Rodríguez como base, el americano Quincy Lewis y el pívot Iñaki de Miguel (luego fichó por el Unicaja) como coluna vertebral. Y el resultado fue que el Unicaja disputó un partido soberbio, guiado por la gran dirección de Pepe Sánchez (9 puntos y 7 rebotes), y con sus dos aleros en estado de gracia: Walter Herrmann destapó el tarro de las esencias con 17 puntos y Stephane Risacher sumó 15 más. El equipo estuvo muy fino, con Garbajosa como líder silencioso (9 puntos, 6 rebotes y 3 asistencias). Los verdes fueron muy superiores, con un 41% en triples: 79-62.

Semifinales: Unicaja 90-82 Pamesa

El Unicaja no partía como favorito, porque en el Pamesa había un equipo soberbio, con Montecchia en la dirección (23 puntos), Rokocevic en el exterior (27) y Tomasevic y Oberto como temible pareja de pívots, pero los hombres de Sergio Scariolo estuvieron soberbios. El equipo malagueño llegó al último cuarto con una desventaja de 7 puntos, y en el último parcial firmó un espectacular 32-18. Cabezas jugó a un gran nivel (12 puntos) y secundó a la pareja que elevó al Unicaja a los altares de la final: Jorge Garbajosa (21 puntos, 10 rebotes y 27 de valoración) y Walter Herrmann (30 puntos y 35 de valoración) con una eficacia tremenda.

Final: Unicaja 80-76 Real Madrid

Todo el trabajo, todo el esfuerzo, toda la inversión... todo tuvo sentido en aquella final increíble e inolvidable en el Príncipe Felipe de Zaragoza aquel 20 de febrero de 2005. El Unicaja, ante el Real Madrid de Bozidar Maljkovic, con Scariolo sacando magia de su pizarra y Garbajosa sentando cátedra, pudo con los blancos y con un genial Louis Bullock (28 puntos) y alzó al cielo de Zaragoza (80-76). Fue una victoria de todo el equipo porque el Unicaja le pegó un repaso al Madrid (valoración de 91 contra 59), con un gran Garbajosa, líder del equipo, con 17 puntos. Y en la final JR Bremer, oscuro durante todo el torneo, estuvo genial con 17 puntos.