El Unicaja madruga hoy camino de Atenas, vía Barcelona. No tener chárter, como el resto de grandes equipos del continente, es lo que tiene. Te obliga a depender de vuelos comerciales, a escalas, a posibles retrasos y a esperas en los aeropuertos de turno.

El destino es El Pireo, en las afueras de la capital helena, para jugar mañana contra el Olympiacos en la primera jornada de la segunda vuelta de un Top 16 que está casi imposible para los de Joan Plaza, tras seis derrotas en siete jornadas.

No ayuda mucho el rival ni el escenario para pensar en positivo. Se puede decir que el Unicaja viaja en esta ocasión a tierra hostil. A la única cancha que ha sido inexpugnable históricamente para los verdes. Y es que lo de las visitas al Olympiacos parece una maldición.

Catorce años jugando la Euroliga dan para mucho. Le han supuesto al equipo, por ejemplo, innumerables cara a cara con los más «grandes» de Europa, con los que ha competido y, en más de una ocasión, incluso ha ganado en sus míticas y casi inaccesibles pistas.

El Unicaja, sin ir más lejos, sabe lo que es salir por la puerta grande del Nokia Arena del Maccabi de Tel Aviv, también ha ganado en el mítico OAKA al todopoderoso Panathinaikos y lo mismo ha hecho cuando ha visitado al Efes Pilsen, al otrora millonario Montepaschi de Siena, al Lottomatica de Roma, al Partizán de Belgrado, al Zalgiris de Kaunas, al Cibona de Zagreb... o al mismísimo CSKA ruso, en su pequeña guarida de Moscú, hace un par de temporadas.

Se puede decir que la única cuenta pendiente que el Unicaja tiene por resolver es ésta con el equipo rojiblanco de El Pireo, que podría saldarse mañana mismo (20.45 horas), aunque el reto parece ciertamente complicado.

Hasta la fecha, el Unicaja ha jugado ¡¡¡8 veces!!! en la pista del Olympiacos siempre con el mismo triste final: ocho derrotas. En Fase Regular o en el Top 16. Ganar a los de El Pireo en su ambiente ha sido históricamente un imposible.

La maldición empezó en 1995, con Javier Imbroda en el banquillo. La primera aparición del equipo en el ilustre pabellón del barrio portuario de Atenas se saldó con una contundente derrota, 82-59.

En la 2001/2002, con Bozidar Maljkovic al mando del banquillo verde, tampoco hubo suerte. Fue, eso sí, una derrota muy polémica, al no contabilizar la mesa de anotadores una canasta de Paco Vázquez durante el primer tiempo que no subió al marcador y que hubiera variado el signo de un partido, que concluyó 80-81 a favor de los locales. A pesar de que las imágenes de televisión dieron la razón a la posterior reclamación realizada por el club de Los Guindos, el juez único de Competición desestimó la protesta verde y declaró inamovible la victoria de los de El Pireo. Fue, por cierto, la única vez que el partido contra los rojos no se jugó en su pabellón de la Paz y la Amistad, que por aquel entonces estaba en pleno proceso de reforma para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, que estaban por venir.

Cuatro años después, el Unicaja de Sergio Scariolo volvió a El Pireo. El equipo, que sólo tres meses después se proclamaría campeón de la Liga ACB en Vitoria, estuvo otra vez cerca del éxito, pero cedió al final de los 40 minutos por un ajustado 87-84.

Con Aíto García Reneses hubo tres visitas más. En la 2008/2009, el resultado fue de 83-72. La siguiente temporada, la derrota fue más contundente, 21 abajo, para un 89-68. Y la campaña 2010/2011, un par de meses antes de ser destituido, la debacle rozó lo esperpéntico, 93-66.

Los dos últimos viajes a El Pireo son ya de la «era Plaza», ambos la pasada temporada. Se perdió 69-61 en partido de la primera fase y la derrota fue más abultada, 73-55, en partido del Top 16.

A la novena, ¿irá la vencida?