Sacó la bandera blanca el Unicaja, en los albores del tercer cuarto, el que siempre se atraganta y el que marcó de nuevo las diferencias ante un Fenerbahce que por momentos sacó de la pista a los malagueños y que ganó, simplemente, porque es mejor y porque quiso el triunfo con más ganas y más pasión que el Unicaja. Los turcos, líderes del Grupo F, conscientes de que mantener ese puesto de privilegio les hará la vida menos dura en el Top 8, sólo permitieron un cuarto de tanteo al Unicaja (19-21). Goudelock apareció en el segundo y fue sumando amigos a su causa. Bogdanovic cerró el primer tiempo con un triple desde su casa (39-33) y Bjelica derrochó su talento para marcar la barrera que separa a este Fenerbahce de este Unicaja, con el 63-45 del tercer cuarto. A partir de ahí, el intercambio de canastas y la defensa presionante de los cajistas condujeron al final del partido: 78-63.

Perdió de nuevo el Unicaja, como es tónica común en esta Euroliga y en el Top 16. Lo hizo ante un equipo que jugará la Final Four de Madrid, salvo accidente. Al igual que el CSKA, otro que tal baila. Y, en realidad, turcos y rusos han sido los únicos este año en sacarle los colores al equipo, en plasmar sobre la pista la diferencia presupuestaria que, por trabajo, pizarra y compromiso, el Unicaja esconde en tantas y tantas ocasiones en esta Euroliga.

No hay que fustigarse ni regresar de Estambul de rodillas como penitencia. Éste no era el partido del Unicaja. Otra cosa es lo que ocurrió en casa contra Milán o en Vitoria ante el Baskonia, dos oportunidades que sí se malgastaron. Pero ya no hay marcha atrás. El Top 8 ya es imposible para el equipo malagueño de forma matemática. Así que, a falta de opciones, conscientes del increíble talento del Fenerbahce de Zeljko Obradovic, toca ser positivos: el Unicaja vuelve sin heridos y sin mayor desgaste que el saberse inferior al rival, y el jugar sin darlo todo en la pista.

Dice a menudo Plaza que los porcentajes de tiro libre le sirven para medir el nivel de concentración de sus hombres. 10 de 19, con un 52,6% para el Unicaja anoche en Estambul. No brilló en ese aspecto el equipo, y lo pagó ante un rival que, una y otra vez, impuso su superioridad física y técnica. No pudo parar el Unicaja a Goudelock, y de ahí nació el mejor Fenerbahce.

Luego impuso su defensa. El Unicaja de los 21 puntos al primer cuarto sufrió para seguir sumando. 12 puntos en el segundo periodo y otros 12 en el tercero. 24 puntos en 20 minutos que bloquearon al Unicaja y dispararon a los turcos hacia su propósito, más firme, mejor definido y para el que emplearon más recursos humanos.

Hace ya tiempo que la Euroliga es, más que un premio, es una auténtica tortura para el Unicaja. El equipo no cumplió ayer lo que había hablado Plaza en la previa. No tuvo esa hambre que sí derrochó en otras jornadas, esperó que el partido viniera, no supo o no pudo atacarlo, y así fue imposible competir contra los otomanos. Sólo quedan ya dos estaciones de penitencia en este Top 16: Nizhny Novgorod y Laboral Kutxa. Rivales más humanos que el Fenerbahce.