Un derbi siempre es un derbi. Y el Unicaja ha puesto sus cinco sentidos en él. Hace hoy 13 días que el equipo de Joan Plaza, que el líder de la Liga Endesa, no juega un partido de baloncesto. El entrenador verde ha tenido tiempo para mimar a su plantilla, con una semana con menos trabajo, y ha vuelto a subir el nivel desde el pasado lunes, donde comenzó a cocerse, a fuego lento, una conjura que el Unicaja traslada hoy a Sevilla.

A nadie se le escapa que, de aquí a finales de mayo, cuando eche el cierre la Fase Regular, todos los partidos son extremadamente importantes. Pero, al mismo tiempo, a nadie se le escapa tampoco que el próximo jueves, en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, se miden los primeros clasificados de la ACB: Unicaja y Real Madrid. Así que el propósito del conjunto cajista, su gran objetivo, su meta vital, es la de llegar al jueves manteniendo su actual estatus, y siendo el líder en solitario de la Liga Endesa. Acabar este fin de semana en lo más alto de la clasificación, como en las 20 jornadas precedentes, permitirá al Unicaja acudir a su cita grande con una victoria de margen y siete puntos que defender en el average. Un doble botín poderoso y, sin duda, de tremendo valor.

Con esa idea en mente y los cinco sentidos en el derbi contra el Baloncesto Sevilla, el Unicaja se ha conjurado para lograr este hito. Para seguir estando en la cima clasificatoria. Y jugar en la capital de España sin la obligación de tener que ganar sí o sí para poder seguir siendo el mejor equipo de España.

Todo pasa por Sevilla. Por eso, no hay margen para la relajación. Tras dos semanas sin competir, por las venas de los jugadores costasoleños corre puro nervio. Tanto entrenamiento acaba aburriendo. La competición, la adrenalina del partido, el ritual anterior del vestuario, las últimas instrucciones, el pabellón rugiendo... Eso es lo que de verdad motiva. Los jugadores se hacen jugadores para disputar partidos, no para entrenarse de lunes a sábado. Ése es el peaje obligatorio para luego poder defender el escudo que está pegado al pecho.

El Unicaja ha demostrado que está capacitado para ganar a cualquiera fuera de Málaga. De hecho, la lección de Manresa está bien aprendida. Ha calado en lo más profundo. Entre otras cosas, porque en toda la segunda vuelta liguera -insisto, en toda la segunda vuelta liguera-, el Unicaja sólo ha perdido un partido. Ése, el del Nou Congost. Todos los demás, tanto en casa como a domicilio, hna caído dentro del saco. Mucho mérito.

El Unicaja viajó ayer al mediodía para entrenarse luego en San Pablo, y hoy también tendrá sesión de tiro. Lo bueno que ha deparado el parón ha sido que los lesionados han podido recuperarse y que el resto del equipo se ha podido dar una tregua. Dos partidos por semana es demasiado. El cuerpo tiene un límite. Salvo Germán Gabriel, con su lesión de gemelo, el resto del equipo estará a disposición de Plaza. A pesar de no poder jugar, el ala-pívot ha acompañado al equipo, para hacer allí su rehabilitación, y hacer grupo.

Kostas Vasileiadis, inédito desde el 1 de marzo por su rotura muscular del sóleo, regresará a la acción tras casi dos meses de baja. Carlos Suárez también se vestirá de corto. Eso sí, no forzará y jugará pocos minutos. Su problema en la rodilla derecha ha obligado al cuerpo médico a ser cauteloso con su puesta a punto. Ha estado sin trabajar con el grupo toda la semana pasada y en los últimos días se ha ido incorporando progresivamente al grupo. La baja de Germán la ocupará Kenan Karahodzic. El club recibió hace tres semanas el tránsfer del balcánico, que ya es cupo, al haberse cumplido el tiempo mínimo estipulado por la normativa.

El Sevilla de Luis Casimiro y Benardo Rodríguez tiene aún sobre el gaznate la cuerda tensa y apretada del descenso. A ellos les va la vida en este derbi. Cuidado.

El Unicaja y la peña universitario organizaron ayer la habitual jornada de colaboración con el Centro Regional de Transfusión Sanguínea de Málaga llamada «Afición por la Vida», en Los Guindos. Hasta allí se desplazó el operativo sanitario para obtener la sangre «verde» de los seguidores cajistas, que obtuvieron una entrada para el próximo encuentro en casa, ante el CAI Zaragoza. El reguero de solidaridad fue constante desde las 17.00 hasta las 21.00 horas.