El Unicaja regresa hoy, por primera vez tras aquel inolvidable 8 de junio de 2014, al «lugar del crimen». La historia pesa y el Unicaja es ya uno de los «grandes» del baloncesto español. Tanto en la ACB como en la Euroliga, donde acumula ya 15 participaciones y 10 presencias consecutivas en el Top 16, algo que ni siquiera ha logrado el rival de esta noche, el Real Madrid. Los partidos entre los dos equipos se han convertido ya en clásicos del deporte de la canasta. Y más ahora, con los dos empatados en lo más algo de la Liga Endesa, colíderes, con un impresionante bagaje de 24 triunfos en 29 encuentros.

La competición vuelve a cruzar los caminos de blancos y verdes en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, bautizado ahora como Barclaycard Center. La última vez que el Unicaja jugó allí ante el Madrid -lo visitó hace unas semanas para medirse al Estudiantes- fue en el segundo choque de los play off de las semifinales de la Liga Endesa. El Unicaja llegó incluso a forzar la prórroga en el estreno de la serie, pero en el tiempo extra, una serie de triples de Nikola Mirotic -ahora en la NBA con Chicago Bulls- destrozó las esperanzas y las ilusiones cajistas. Era 6 de junio, viernes por la noche. Y el Unicaja regresó con la misma ilusión el domingo al mediodía, sabedor de que tenía que ganar sí o sí. Y estuvo a punto de conseguirlo. Dominó con claridad hasta el descanso y con el Madrid sobresaltado y renacido, sucedió uno de los hechos más deleznables de la historia reciente del baloncesto español. «A tomar por culo», mandó Rudy Fernández al banquillo del Unicaja (Joan Plaza incluido) tras anotar un triple que era ya definitivo (87-83) en una jugada en la que hubo de todo y en la que todo perjudicó al Unicaja.

A falta de un minuto para el final, con uno arriba para el Madrid (84-83), Llull penetró a canasta y su tiro no tocó aro. Apenas restaban cuatro segundos para el final de la posesión. Pero el reloj misteriosamente saltó a 24 segundos, ya que en la lucha por el rebote el balón tocó manos madridistas y malagueñas. El esférico estaba muy vivo y se la quedó el griego Bourousis. Entonces el tiempo pasó a marcar 14 segundos de posesión para el Madrid.

Luego el crono se quedó parado durante tres largos segundos, en pleno ataque blanco. Ante ese descontrol brutal, ni la mesa ni los árbitros actuaron. Todo siguió, el partido continuó como si tal cosa. La bola acabó en manos de Rudy, que anotó de tres. Por medio, una zona clarísima (5 segundos de reloj de Bourousis) y la rabieta maleducada del genial escolta marroquín, que mandó «a la mierda» a todo el banquillo verde. Luego, el «partido» continuó en el túnel de vestuarios.

El Carpena recuperó el aliento de las mejores noches y guió al Unicaja a una contundente victoria en el tercer encuentro de la serie: 88-75. Había cuarto partido, pero ahí el Unicaja cayó eliminado de los play off, de nuevo, como en el primer envite de la eliminatoria, en una prórroga. Y ahora, 10 meses después, el Unicaja regresa al lugar del crimen, donde no recibió el mismo trato que su rival. Ojalá, por el bien del baloncesto, que eso no ocurra hoy. Y que, simplemente, gane el mejor.