1. Del triple de Ansley al triple de SuárezEl «no triple» más famoso de la historia del baloncesto español, el de Mike Ansley ante el FC Barcelona en la final de hace 20 años, tuvo ayer su réplica en las manos de Carlos Suárez, cuyo lanzamiento se salió de dentro para empatar a 77 y, por qué no, forzar una prórroga en la que podía pasar de todo.

­El baloncesto es un deporte muy caprichoso. Un deporte en el que no se escapa nada al azar, donde ataques, defensas, cambios o ayudas están completamente sistematizados, pero que siempre se resuelve por detalles. Podemos hablar de que el Unicaja ayer se dejó capturar casi 20 rebotes ofensivos, o que la temprana lesión de Fran Vázquez mermó el juego interior verde. Pero aún así, un triple transformado por Navarro y otro posterior fallado por Suárez, definió el encuentro. Como hace 20 años, un triple errado marca la historia de un equipo que peleó con orgullo y seguro mereció más. Como aquel «no triple» de Mike Ansley en Ciudad Jardín el 18 de mayo de 1995, ayer fue Carlos Suárez el que pasará a la historia por lo que pudo ser y no fue. No era la jugada ideada por Joan Plaza, quizá el «Chimpa» se precipitó, pero si ese lanzamiento de casi 8 metros pasa por el aro, ahora estaríamos hablando de otra cosa.

2. Y 59 valientes lo cantaron así : "Yo vivo por ti"Un autobús con 59 intrépidos, más algunos desplazados en vehículos particulares, fueron el aliento y el reflejo de la ilusión de toda una ciudad que volvió a volcarse con su equipo. Entregados a la causa, tomaron el Palau tras 13 horas de viaje y lo silenciaron cantando el himno de Pablo López.

­En el Palau Blaugrana ayer había más de 59 aficionados, muchos que residen en Barcelona y que acudieron a Can Barça a alentar a los suyos. Pero desde estas líneas quiero centrar mi homenaje a esos 59 valientes que ayer se pegaron una literal paliza de carretera para animar al Unicaja en una cruzada que casi se convirtió en gesta. Un autobús repleto, más algunos en coches particulares, esa fue la representación de la «marea verde» en tierra hostil. 13 largas horas de viaje hasta llegar a la Ciudad Condal no impidieron que la afición malagueña entonara el emocionante himno de Pablo López silenciando a todo el Palau Blaugrana. A capela, en esa versión aflamencada que aporta el arte de aquí, atronó eso de «vuelan los sueños.

y sigo sintiendo la magia de aquel primer día». No fueron 10.000 como canta Pablo López en su bella canción, fueron 59, pero desde ya estos fieles entregados son parte viva de este himno que ha calado, y de que manera, entre la «marea verde». Por eso, «vuela el carpena y Málaga sueña, Unicaja yo vivo por ti».

3. La ACB tiene, por lo menos, su ansiada finalAyer más de media España se vistió con los colores verdes del Unicaja, pero nadie era ajeno a que los que mandan en esto del básket patrio suspiraban por una final de los dos grandes futboleros. Los árbitros fueron determinantes como temíamos, tras permitir a Navarro anotar el triple decisivo tras 6 segundos en zona.

­Si hay alguien contento en este bendito país además de los aficionados del FC Barcelona por el pase de su equipo a la final de la Liga Endesa, esos son, sin duda alguna, los que mandan en la ACB. No sé si ayer en las oficinas de la Asociación de Clubes de Baloncesto corrió el champán, o el cava catalán en este caso, pero seguro que suspiraron por tener una nueva final entre FC Barcelona y Real Madrid, los dos equipos más poderosos de España y que el «establishment» se encarga de hacerlos más fuertes. La ACB tiene su ansiada final. Cumplirá, o no, sus previsiones de audiencia y el cansino puente aéreo, que tanto daño está haciendo en el fútbol, tendrá de qué hablar durante varias semanas. Pero la fórmula de la ACB no funciona y no se dan cuenta de que la gente está ya cansada del Barça y el Madrid. Desde ya, al menos en Málaga, la final de la ACB ha pasado a un tercer plano.