No hace mucho tiempo, jugar en la Liga ACB era un sueño para cualquiera. Había dinero en los clubes, un país con una calidad de vida envidiable, los pabellones se llenaban fin de semana sí y fin de semana también y la propia competición era reconocida como la mejor del mundo, al margen de la NBA. Raro era el jugador italiano, griego, turco o incluso del otro lado del Atlántico que decía «no» a una oferta llegada desde el baloncesto español.

Pero aquel «boom» de los 90 y primeros años de este siglo parece haber pasado a mejor vida. Únicamente resisten en su estatus por encima del bien y del mal Real Madrid y Barcelona, que gracias al dinero del fútbol pueden seguir optando a jugadores que para el resto son imposibles.

El Unicaja aguanta como puede como el tercer presupuesto de la Liga, pero a años luz del dinero que manejaba en épocas pasadas y que le hacía estar mucho más cerca de los «grandes». El Banco sostiene un gran proyecto y esa suerte es la de Málaga y la de su afición. Del mismo modo que el mecenazgo de Juan Roig en Valencia hacen del Valencia Basket otro aspirante a asustar a merengues y culés, pero sin poder competirles tampoco de igual a igual.

Del resto hacia abajo, nada de nada. Hasta el Baskonia ha dejado de ser lo que era. Los tiempos de los Scola, Nocioni, Bennett, Calderón, Splitter, Macijauskas y compañía son ya solo un bonito recuerdo en la capital vasca. Ni siquiera San Emeterio seguirá allí este próximo curso.

Un dato es revelador: seis de los 15 mejores jugadores del ranking del MVP de la pasada Liga 2014/2015, incluido el líder y el segundo clasificado, Panko y Marko Todorovic, no jugarán la próxima Liga. En esta lista de ilustres bajas están incluidos el mejor anotador (Panko), los dos máximos reboteadores (Tavares y Todorovic), tres de los cuatro mejores asistentes (Granger, Colom y Heurtel), el líder en tapones (Tavares), dos miembros del quinteto ideal (Granger y Todorovic) y dos de los jóvenes más prometedores (Hezonja y Porzingis). Tampoco sigue, por cierto, el mejor asistente del campeonato (Jared Jordan) ni otros nombres ilustres de la ACB 2014/2015 como Colton Iverson, Ryan Toolson, Tibos Pleiss, Salah Mejri, Raulzinho Neto o Kristaps Porzingis, por poner solo algunos ejemplos más. Con la lista de emigrados, desde luego, se podría conformar una plantilla aspirante a todo.

La lista de bajas sonadas de este verano no es nada nuevo de un tiempo a esta parte. Baste solo recordar que hace ahora 12 meses abandonaron también la Liga Endesa jugadores como Kostas Papanikolau, Nicola Mirotic, Zoran Dragic, Oliver Lafayette, Tremel Darden o Domantas Sabonis, por citar solo a algunos de ellos.

El problema es que las debilitadas arcas de la mayoría de los clubes obligan ahora a apostar por jugadores semidesconocidos que provengan de ligas menores y no permiten «repoblar» los róster de los distintos clubes con estrellas consagradas o, al menos, con jóvenes perlas. Un problema para atraer a más aficionados a las gradas, a los patrocinadores y a las televisiones, que han dado la espalda al producto con el paso de los años.

Con los dedos de una mano se cuentan los nombres importantes llegados este verano a la Liga Endesa. El Barcelona, tras el fiasco del pasado curso, sí ha apostado fuerte por ilustres como Stratos Perperoglou, Carlos Arroyo o Samardo Samuels. Por su parte, el Real Madrid parece haber reclutado -no es oficial- a uno de los mejores americanos de la pasada Euroliga, Trey Thompkins (exNizhny). Además de ellos, Richard Hendrix (Unicaja), Justin Hamilton y Antoine Diot (Valencia), Robin Benzing (CAI)... y pocas caras nuevas más.

No se puede negar que en la ACB sigue habiendo mucho talento. Figuras con gancho como Rudy Fernández, Sergio Llull y Sergio Rodríguez (Real Madrid), Alex Abrines y Ante Tomic (Barcelona) o Carlos Suárez y Mindaugas Kuzminskas (Unicaja) seguirán dando lustre a la competición. Pero la pérdida de brillo y talento es igual de innegable y un problema de difícil solución en el futuro inmediato.