El sueño de la Supercopa se escapó. El Unicaja alimentó en las semifinales sus esperanzas de éxito ante un Real Madrid que llegó cansado tras dos partidos ante el Baurú tras disputar la Intercontinental y con las bajas de Rudy y Taylor. No aguantó el equipo blanco la exhibición atlética y el derroche físico que ofreció el Unicaja en el choque de «semis». Un Unicaja pletórico, acertadísimo en el triple, contundente. Joan Plaza ahogó la línea exterior blanca y el resto fue coser y cantar para un Unicaja que ya se sentía dueño del título. Al igual que un Martín Carpena rendido y entregado. Y completamente lleno.

¿Subestimó el Unicaja al Barça? Por supuesto que no. El FC Barcelona es un equipazo de los pies a la cabeza. El Unicaja lo intentó, pero los tiradores del Barça obligaron al Unicaja a abrir su defensa y por dentro aparecieron Tomic y Lawal, que machacaron al equipo. A ningún grande del Barça le importó gastar faltas. Xavi Pascual, sabedor de las limitaciones de los pívots malagueños, de la carestía de centímetros por dentro, mandó dar «cera» a Fran Vázquez y Richard Hendrix. La jugada le salió redonda. El Barça ató la creación de juego malagueña y no le permitió mirar aro con facilidad.

Por cómo está estructurado este Unicaja 2015/16 y viendo su fisonomía da la impresión de que este equipo va a sentirse más cómodo jugando partidos a meter muchos puntos que a meter pocos. El Barça es un maestro en este arte y mantuvo la anotación cajista muy baja. Metiendo apenas 15 puntos por cuarto, este Unicaja no puede tratar de ganarle al FC Barcelona. Así que los verdes comenzaron a desesperarse y ahí apareció la veteranía de Arroyo para dormir el partido.

Perder contra el Barça nunca puede ser una decepción. Pero sí es cierto que la gente abandonó el Martín Carpena muy alicaída, frustrada. Desde los ocupantes del palco de autoridades hasta los seguidores de la grada del Palacio de los Deportes. El equipo no compitió, no estuvo en el partido los últimos 15 minutos, y eso frustró al más animoso de los hinchas. Era una oportunidad única para levantar un título, lo sabía desde Joan Plaza hasta Chicui, y se escapó de las manos, una pena.

El Unicaja dejó dos caras, diferentes y casi opuestas. El análisis nos lleva a pensar de que se presenta una temporada muy animada, en la que seguro se va a disfrutar de buen baloncesto en el Martín Carpena. El equipo tiene mimbres para crecer. Plaza puede idear quintetos muy distintos, doblando posiciones, haciendo coincidir a diferentes especialistas. El equipo tiene muchísimo recorrido, pero le hace falta trabajar todavía. Hay seis caras nuevas (Nedovic, Díaz, Smith, Jackson, Díez y Hendrix) y requiere aún un lógico y natural proceso de adaptación.

De los nuevos, Hendrix es el que se ha mostrado más fiable. Los dos escoltas (Smith y Jackson) han estado irregulares, al igual que Nedovic y Díez, ambos muy jóvenes y con grandísimo futuro.