A Romeo Sachetti, el entrenador del Sassari, le preguntaron el año pasado en Italia qué era más difícil, si ser entrenador o ser padre. «Estamos hablando de un juego y seguimos siendo privilegiados. Ser padre es más difícil porque tienes la responsabilidad toda la vida». Romeo, exjugador del Varese, plata olímpica en Moscú’90 y campeón en el Eurobásket de Nantes’83 y bronce en el Europeo de Stuttgart’85 con la selección italiana, cogió las riendas del Sassari en la Lega Due, en 2010, y ya lleva dos temporadas en la Euroliga. Uno de sus jugadores se llama Brian Sachetti, y es su hijo. Papà e figlio, juntos.

Brian es el mediano de los tres hijos de Romeo Sachetti. Su hermana mayor se llama Alice, tiene 32 años y vive en Finlandia, donde se fue a estudiar y donde ha hecho su vida. Brian tiene 29 año y el pequeño de la saga es Tommaso, con 23, y juega en la serie C, en el Torres Basket.

Mandela, un referente. Romeo es todo un personaje. Vive en Alghero, en la costa, porque le gusta el mar. Ha sido un gran admirador de Mandela. De hecho, el día que murió dio la rueda de prensa de su equipo con la camiseta de la selección de rugby de Sudáfrica. Le gusta Bruce Springteen y Coldplay y confiesa que su hijo Brian juega menos tiempo del que se merece. «El problema es para mi hijo, no para mí. Soy muy exigente y le doy menos espacio del que se merece. A los hijos siempre se les exige más. Yo soy así», ha llegado a confensar sobre su relación con Brian.

La historia del alero del Sassari es llamativa. Brian es un admirador del tenista Roger Federer y de su padre, al que tiene idolatrado. A pesar de ser un loco del básket y de su padre, el único póster que tenía en su habitación de pequeño era el del futbolista holandés Ruud Gullit.

Su gran referencia baloncestística ha sido su padre, uno de los mejores jugadores en la historia del baloncesto europeo, con menos nombre que los Dino Meneghin o Antonello Riva. Brian admira a Ghandi y dice que intenta aplicar sus tres grandes enseñanzas en su vida: amor, verdad y no violencia.

Apodado «El Bisonte», Brian tiene una hija (Rebecca) que nació en 2008 fruto de su relación con Manuela Galistu, que en este 2015 ha sido finalista del concurso de Miss Italia después de haber ganado el de Miss Cerdeña.

En sus ratos libres toca la guitarra eléctrica, ha visto una decena de veces las películas de Tarantino -especialmente «Pulp fiction» y «Reservoir dogs»-, y le apasiona el rock y el heavy metal.

Para Romeo y para Brian hay un punto común: la familia. Es, con diferencia, lo más importante en sus vidas. De hecho, Brian se ha tatuado en la pierna derecha una estrella con los cuatro puntos cardinales y a puesto en cada punta el nombres de sus padres y sus dos hermanos.