­Nemanja Nedovic, con un leve esguince en el tobillo izquierdo, sigue trabajando a menor ritmo que el resto del equipo y hoy se probará, en la pista auxiliar, para calibrar sus opciones de viajar a Alemania para medirse mañana viernes al Brose Baskets (20.00h). El base-escolta serbio sufrió una torcedura de tobillo en una jugada del Sevilla-Unicaja, y desde entonces no puede entrenarse con el resto de sus compañeros. El jugador tiene, eso sí, todas las papeletas para viajar con el equipo, ya que la expedición verde volará desde Bamberg a Andorra para jugar en el Principado el encuentro de Liga ACB del domingo (13.00 horas), un partido que el club pidió retrasar a horario de tarde y que no tuvo el visto bueno de Movistar Plus.

El equipo afronta un viaje realmente molesto, el peor de los últimos tiempos. El Unicaja saldrá hoy hacia Bamberg. Primero, tomará un avión a Zúrich y, desde allí, enlazará hacia Núremberg. Ya en Alemania, el equipo se montará en bus para viajar durante una hora por carretera. Una ida bastante compleja que empeora de vuelta a casa, por la complicación de los vuelos, la negativa del club a tomar un chárter y la imposibilidad de descansar antes de jugar la ACB. El Unicaja se dará un madrugón y regresará a Núremberg, desde donde tomará un avión a Fránkfurt. Allí enlazará con un vuelo a Barcelona. Es el aeropuerto internacional más próximo al Principado de Andorra, con casi tres horas por carretera de viaje. Cuando el Unicaja llegue a Andorra en la tarde-noche del sábado estará, literalmente, exhausto.

El equipo deberá jugar al mediodía ante un Andorra muy necesitado y después se montará en el autobús y los jugadores comerán unas pizzas en pleno viaje de vuelta en autobús hacia Barcelona, ya que allí tomará un avión hasta... Granada. A la hora a la que llegue el Unicaja a la Ciudad Condal ya no hay vuelos disponibles hacia la Costa del Sol, por lo que la plantilla tendrá que ir a Granada. Desde la ciudad nazarí, la expedición se montará en un autobús y tras una hora y cuarto de viaje llegarán al Martín Carpena. Un viaje indigno para un equipo de elite y de Top 16 y que pedía a gritos un chárter.