Joan Plaza lanzó ayer un tempranero ultimátum a su vestuario. Un misil directo. Una declaración de intenciones. Un mensaje para navegantes. Y lo hizo en términos muy duros, que dejan ver su estado de preocupación y que desvela que algo no funciona en el equipo malagueño. Son «sólo» tres derrotas consecutivas, pero Plaza no ocultó ayer que la situación se ha desbocado, que su paciencia tiene un límite y avisó con claridad a aquellos jugadores que no han comprendido aún su mensaje de esfuerzo, lucha y trabajo de que si no se ponen las pilas no tienen sitio en el equipo que él dirige.

«Hay que hablar menos y ofrecer mas. Sobre el papel todo son buenos propósitos. La gente que está ha de dar un paso adelante», comenzó explicando el técnico. «Soy un ingenuo. Creo en la palabra, la conversación y el debate. No creo en la intolerancia. En esa línea, a los jugadores les explicas qué se van a encontrar y cuál va a ser el mínimo de exigencia. El equipo puede perder, pero ha de hacerlo compitiendo hasta el último puñetero segundo. Si alguien no acepta esa capacidad de esfuerzo y concentración no pasa nada. Nos sentamos, arreglamos tu papelito y para casa», explicó con meridiana claridad.

Un mensaje lanzado a su vestuario. A sus jugadores. El que no rinda y no tenga el compromiso suficiente no seguirá en este club. «Es lo mínimo, con lo que la gente de Málaga se identifica. Hemos jugado finales en estos dos años. No puede ser que desconectes. Todos estamos sanos, intensos, al día en los pagos y con las ideas aparentemente claras. Las personas sólo tenemos dos lenguajes: estás dentro o fuera. Las medias tintas no sirven. La historia de este club no permite desconexiones. Mentalmente hay que estar. Si no estás, no estás nunca. No estás a ratitos, no. El equipo sabe que hemos de ser capaces de jugar mejor. No puede ser que hace unas semanas fuésemos imbatidos, ganando en las canchas de Maccabi y CSKA, y tengamos esa bipolaridad, mal entendida. Sirve para explicar esa doble vertiente que hemos de fiscalizar. Hay muchas razones que la justifican. Hay que encontrarlas y solucionarlas».

La Opinión le preguntó si él seguiría siendo entrenador del Unicaja, bajo el mismo proyecto, pero sin jugar la Euroliga. «Tengo contrato, mi idea es estar aquí, mi idea es seguir creciendo en este lugar, como entrenador. Pero ahora no soy capaz de ver más allá. Quizá porque soy más pragmático, porque necesito estar bien y transmitirlo a los jugadores. Ojalá se resuelva. Más que un varapalo para mí sería un palo para el club el no encontrar una fórmula de estar por lo que lleva detrás», añadió.

El club emitió el pasado viernes un comunicado criticando la nueva Euroliga. Algo que a él no le ha afectado. «No noto nada. No he hablado con los jugadores. Más allá del primer impacto. Rosa -la jefa de prensa del club- me cuenta que hay cosas que no están definidas. Al final, el staff lo que ha de ocuparse es de hacer nuestro trabajo. Si tuviera problemas graves familiares o impagos... No hay ningún equipo de Euroliga que esté mejor que nosotros. Si no estamos que no sea por un tema deportivo. Con esa premisa hay que trabajar. Hay que trabajar lo mejor posible. El impacto ha pasado. Lo único que está en mi mano es trabajar como un cabrón. Eso ya ha pasado y está en mano de terceras personas», dijo.

Plaza continuó explicando los detalles de esta minicrisis, contando los pasos dados cuando se confeccionó en verano la plantilla. «Me gustaría ser más saleroso y dicharachero, e intento ser lo más franco en lo profesional. A las personas, en este club, desde hace dos años y medio, hubo reuniones en verano expresamente. Y he cogido un avión, un bus o una burra para decirle al jugador a la cara lo que quieres de él. A veces cuando hablas con un agente o intermediario que habla con un jugador, ese mensaje se diluye. Quiero un mensaje directo. A cambio de que el club pague billetes caros por hablar 45 minutos con un tío. Dejando las cosas claras. Cuando un jugador tarda a veces más de la cuenta en entender lo que quieres, te entristece. No hay mensajes velados, aquí nos regimos por esto, por esto y por esto. Hemos explicado cuáles son nuestras premisas. Hay unos que tardan una semana y media, otros que no llegan aunque lo ponen todo y otros que no quieren. No estoy en esa línea de decir que no creo en ti. Quiero que el jugador lo asuma ya. Aquí vienes a full time, al máximo. A veces no valoras el lugar donde estás».

También hizo un alegato por sus jugadores y las decisiones tomadas en verano. «Creo en la confección de este equipo. Por los entrenos, creo que las cosas acabarán saliendo. La fruta madurará más tarde, eso no lo gobiernas al cien por cien. Lo único que quiero es que el equipo dé lo mejor de sí mismo, se entregue al cien por cien».