El Unicaja debate con hechos las decisiones apresuradas de despachos. Anoche, a las 22:46 horas, se convirtió, oficialmente, en el primer equipo de la Euroliga clasificado para el Top 16. De esa competición de la que ha sido expulsado, sí. Mientras el nuevo modelo impuesto por los 11 clubes con Licencia A ha dejado en la estacada a un patrocinador con 38 años de historia, a un equipo que ha jugado las 15 últimas ediciones de la Euroliga y que sumó anoche su undécima comparecencia en el Top 16, el equipo sigue demostrando que en su ADN, en su genética, forma parte este hermoso torneo.

Una Euroliga que, si de verdad quiere reunir a los 16 mejores de Europa, se equivoca echando al único club -junto a Barça, PAO, Olympiacos y Maccabi- que ha estado en el Top 16 en la última década. Cuando a Jordi Bertomeu se le llena la boca hablando de una nueva época con los 16 mejores está faltando a la verdad. Los hechos, la pista, pone a cada uno en su sitio. Allá cada cuál... La FIBA está esperando al club, a la afición y a la ciudad con los brazos abiertos...

El equipo, por si acaso, cambió anoche el hashtag que ha inundado las redes sociales en las últimas semanas, desde que la Euroliga le echó de su competición. Del #MalagaEsdeEuroliga al #ElUnicajaEsDeTop16. Porque sí, porque ya es equipo de Top 16. Ya ha sellado su presencia en la siguiente fase, junto a Fenerbahce, Barça, Olympiacos y CSKA.

De paso, el equipo malagueño mandó al Maccabi y a su Licencia A virtualmente a la Eurocup. Y se aupó al Top 16, por undécima temporada consecutiva. Así, de sopetón, puede parecer hasta frío. Pero son once años. Fíjense qué supone eso. Once temporadas, once años... ¿Qué ha hecho usted en los últimos 11 años de su vida? En ese tiempo, yo por ejemplo, me he comprado una casa, he tenido dos hijos y hasta hago un programa en la tele. ¡Las vueltas que da la vida! Cuántas y cuántas cosas. Mientras, el Unicaja ha participado siempre en Euroliga -a veces, sin merecerlo, ciertamente-, pero cuando ha sonado el «I feel devotion» ha tenido la entereza, la capacidad y el talento para pasar ronda.

Apoyado por una afición que pitó a rabiar el himno del torneo, que estuvo de uñas contra todo lo que oliera a Euroliga y que mostró el respeto, la educación y el civismo del que siempre ha hecho gala, el Unicaja jugó con el descaro, la agresividad, intensidad y pundonor que no tuvo en Andorra, que se olvidó en Sevilla y del que no hubo ni rastro en Bamberg. Ante el Maccabi de las estrellas, también ante el Maccabi descerebrado, mal construido y penosamente trabajado hasta ahora. Los atletas, por ahora, no juegan al baloncesto. Los «jugones» que no defienden tienen poco que hacer. La anarquía de este Maccabi le duró al Unicaja, un equipo serio anoche, un equipo en toda la extensión de la palabra. Como quiere Joan Plaza. Como hemos visto en Málaga los dos últimos años y medio.

Ante ese Unicaja no hubo opción para el Maccabi. Ante el Unicaja de verdad, el que ya jugó en Tel Aviv, el que conquistó Moscú, el que ha estado invicto toda la primera vuelta de la Fase Regular de la Euroliga resultó imposible para los macabeos. La diferencia se hizo mayúscula en el segundo cuarto, cuando el Unicaja enganchó en poco más de cinco minutos un parcial de 20-0. De 23-20 a 43-20. Luego sucedieron muchas cosas, pero la victoria en el partido jamás volvió a peligrar. Porque Will Thomas se encargó de ello. Con otro parcial, esta vez de 9-0, con nueve puntos suyos, de todos los colores, cuando el Maccabi y su anarquía se pusieron 71-63. El de Baltimore lo vio claro. Posteó, anotó de tres, de media distancia... Dio un clínic ante los pívots del Maccabi, horribles ayer. Más miedo me daban Tabak y Vujcic, a sus años y con traje y corbata, que los hombres altos del cuadro hebreo.

El Unicaja tuvo minutos realmente extraordinarios. Jugó dentro y fuera, eso que tantas veces hemos echado de menos. Trabajó muy bien los pick and roll y sacó petróleo a la inteligencia de Hendrix y los recursos de Kuzminskas. Y defendió a un grandísimo nivel ante un rival con muchas armas, no en lo colectivo, pero sí en lo individual. Fue mejor de principio a fin. Nedovic, además, se reivindicó en esa galopada malagueña del segundo cuarto que hizo que el Maccabi tuviera que sacar la bandera blanca. El serbio, el más discutido a día de hoy en Los Guindos por su falta de disciplina táctica, -«Nedo» tiene el talento por castigo»- brilló. Y el Unicaja ya es de Top 16. Por mucho que le joda a alguno: #ElUnicajaEsDeTop16.