Que el Movistar Estudiantes sea igual que el Maccabi Tel Aviv. Que el Unicaja salga a la pista con el mismo respeto que lo hizo el jueves y también con idéntica intensidad, con hambre, con agresividad y jugando el baloncesto atrevido que desplegó en la Euroliga. Que se busque por dentro a los pívots, que haya gran actividad defensiva. Que se rebotee con hambre y se corra. Ésas son las premisas que debe tener hoy en cuenta el Unicaja. Está obligado a ganar, además, porque la Copa del Rey ya no espera a nadie. Y si repite el escenario que creó el jueves ante el histórico Maccabi tendrá mucho ganado en el encuentro de este mediodía (13.00 horas/Movistar+) frente al equipo colegial, que llega con urgencias.

Tres derrotas en los tres últimos partidos ha encajado el cuadro de Diego Ocampo, ayudante de Joan Plaza en Sevilla. Eso sí, tres tropiezos en los que el «Estu» compitió y dio la cara. Lo hizo, y de qué forma, ante el Real Madrid (75-80). Cayó en casa ante el Joventut (83-86). Y la pasada semana estuvo a punto de asaltar la cancha del Obradoiro (73-71). Así que hoy tendrá más hambre de la habitual, en el debut del americano Tony Michell, y con la baja del joven Darío Brizuela, una de las jóvenes perlas de su cantera.

Quien sí estará -síganle de cerca, porque es buenísimo- es Juancho Hernangómez, el hermano menor del pívot del Real Madrid. Y también visita hoy el Carpena un hombre que le dio mil y un problemas al Unicaja hace sólo un par de semanas, el pívot Xavi Rey. Dejó Tenerife por el Estudiantes días después de forzar la prórroga en Málaga y de volver loco a Richard Hendrix y superar a Fran Vázquez. Esperemos que el Unicaja haya aprendido la lección. El recuerdo está aún muy cercano.

Son las cartas de un Movistar que, todo sea dicho, dependerá del Unicaja. Si el equipo malagueño juega con la intensidad y tiene el acierto que demostró frente al histórico Maccabi tendrá todo de cara. Hay que ponerse y hay que emplearse a fondo. No queda otra.

Y si ante el Maccabi hubo más de 8.000 espectadores hoy hay que seguir yendo al Carpena. Ni las mañanas primaverales son excusa. Porque la Copa peligra y el equipo necesita apoyo. Además, Germán Gabriel podría jugar hoy su último partido con la camiseta del Unicaja. El malagueño se merece una calurosa despedida. Es de justicia.