Los dos últimos partidos del Unicaja, tanto el del pasado fin de semana en Badalona como el de anoche en Cerdeña, han mostrado una cara bastante amable del conjunto costasoleño. En dos compromisos complicados actuando como foráneo, el equipo ha mostrado su mejor versión, dando muestras de una consistencia en el juego y de una personalidad sobre la pista que llevaba demandando su entrenador, Joan Plaza, desde comienzos de temporada.

En muchas ocasiones, el elevado número de encuentros, todos tan continuados, y la exigencia de cada uno de ellos, hace que a veces uno se descuide y no acometa algunos con ese nivel de concentración y tensión necesarios. Esa vorágine de partidos y esas necesidades de rendir al máximo desde un primer momento, como ocurre en esta fase de la Euroliga para estar entre los cuatro primeros que dan derecho a disputar el Top 16, hacen que si el conjunto no está al cien por cien de rendimiento y de funcionamiento, puede que se pague en la otra competición, la Liga Endesa.

Sin embargo el Unicaja ha hecho de su necesidad una virtud. Llegaba al Olimpic de Badalona el pasado domingo con poco margen de error de cara a conseguir estar entre los siete equipos con derecho a disputar la próxima Copa del Rey al final de la primera vuelta (sin contar al organizador Obradoiro). Esta obligación de victoria ha conseguido que el grupo dé lo mejor de sí y anoche en la tierras italianas se confirmó lo que pudimos ver en el encuentro del anterior fin de semana.

Da la impresión de que el conjunto de Los Guindos empieza a alcanzar la velocidad de crucero, ésa que le hace mantener un nivel competitivo alto durante todo el partido y choque tras choque, manteniendo un mínimo de prestaciones bastante elevado que le hacen ser un rival duro y correoso. Parece que las piezas del engranaje comienzan a encajar y a funcionar cada una de ellas correctamente, asumiendo sus respectivos roles.

Gran noticia el buen partido jugado ayer noche por el escolta norteamericano Jamar Smith. No sólo por la gran anotación, con tan buenos porcentajes, sino por la agresividad y determinación con la que encaró el aro. Eso es lo que se espera de él, que sea un killer y que busque el balón en los momentos calientes.

Otra de las buenas lecturas que podemos sacar del choque de ayer fue el retorno de Richard Hendrix, que se marcó un enorme partido, dominando en la pintura a todos sus rivales, además del buen debut de Jack Cooley, que cuando retorne a filas Fran, va a generar una magnífica rotación en el juego interior del equipo en la posición de center.

Llevamos dos encuentros con una línea regular estable durante los cuarenta minutos de juego y con picos de muy buen baloncesto, pero es esa solidez la que da mayores garantías de éxito, porque es la que te va a permitir estar en todos los partidos con opciones de victoria, sea cual sea el equipo que se tenga enfrente o la cancha donde se juegue, en casa o fuera del Carpena.

Esa fortaleza y regularidad serán básicas para afrontar el compromiso del próximo domingo por la tarde. El Barcelona -que llegará a Málaga arrastrando una derrota europea en casa frente al Zalgiris- es de esos equipos que penalizan mucho los altibajos en tu juego, y que te hace pagar muy caro tus errores y tus fallos en la concentración. De ahí que será fundamental pasado mañana continuar con esta velocidad de crucero que se ha alcanzado en estos dos últimos partidos. Todo lo que se vaya sumando será importante de cara a la clasificación, sobre todo pensando en la Copa de A Coruña 2016, además de un refuerzo en la moral y en la confianza de un grupo que poco a poco va funcionando como tal.