Esto es lo que hay que exigirle al Unicaja. Lo que hizo anoche en el OAKA, ante lo que queda de ese imperial Panathinaikos de hace un lustro. No hubo excusas ni lamentos. Con los 11 jugadores sanos -todos menos Kuzminskas-, un puñado de dudas que aplacó Jamar Smith y algo de vergüenza torera. El Unicaja compitió. Dio la cara. Tuvo el partido ganado. ¿Qué digo? Ganadísimo, en el bolsillo. Había sido un poquito mejor que el PAO, un rival aún más acongojado todavía, liderado por Diamantidis (35 años y 27 de valoración), como en los viejos tiempos. Pero faltó empaque, precisión, pulso y carácter. Una sola vez el Unicaja ganó al Panathinaikos en diez visitas y puede que pase mucho tiempo para tener otra oportunidad como la que gozó anoche el equipo malagueño. Llegó vivo al final, pero no mató. No supo ganar. Y en pistas como éstas, en el OAKA, se paga .

No tuvo ni la precisión ni los arrestos DeMarcus Nelson. Y él conoce bien aquellos aros y aquel ambiente. Con 64-66 y el PAO fallando ataque tras ataque, forzó la quinta falta de Calathes en una penetración. Restaban sólo 49,7 segundos. Pero el americano falló los dos tiros libres. Cuesta creer que un profesional, que a un base de su experiencia le ocurra. Pero el hombre es humano. La línea del 4,60 fue otra vez maldita para el Unicaja. Un paupérrimo 58% (11/19). A pesar de los errores, Hendrix reboteó. Smith, colosal, el hombre del partido, se comió un gorro de Gist y el Panathinaikos recuperó la bola. Su enésima oportunidad. Atacaron los griegos y tras un nuevo fallo en el tiro Gist recibió falta de Thomas. Eso fue, al menos, lo que pitaron los árbitros. Anotó el primero, falló el segundo y Thomas mandó fuera el rebote. El Panathinaikos, ahora sí, aprovechó el regalo. Feldeine, que sumaba un 0/4 en el arco del triple, sí anotó esta vez. Con el Unicaja en defensa zonal...

El PAO se puso dos arriba. El Unicaja tenía 11 segundos. Plaza puso a Nedovic, que anoche firmó su peor partido como cajista. Lo peor que puede sucederle a un tío es jugar con miedo. «Nedo» anoche vio fantasmas de verde. Sacó de banda. El balón le llegó de nuevo. Amagó el triple y pasó a Smith. Pisando, en la esquina, desequilibrado, marcado, el héroe de la noche mandó el balón al aro. Hendrix luchó por el rebote. Y el partido se fue. La victoria se transformó en derrota. El equipo compitió, puede salir con la cabeza muy alta del OAKA. El que se mire hoy frente al espejo debe estar orgulloso. El problema es que no hay más. El Unicaja está justito. Demasiado. Depende de la anarquía de sus jugadores. Joan Plaza ha puesto su perímetro en manos de jugadores que viven a impulsos, que necesitan amasar el balón, tenerlo para ser felices, que no se lo pasan (13 tristes asistencias en 40 minutos). El Unicaja no tuvo la sangre fría o la calidad, llámenle como quieran, para ganarle al peor Panathinaikos que mis ojos han visto tras 15 años escribiendo en La Opinión.

Perdió el Unicaja: 68-66. Y ese resultado sí es una lectura positiva. Tal y como está el grupo, cómo está este PAO, puede haber dobles o triples empates. Visto lo visto, con un Unicaja mejorado, ganarle por tres en Málaga y levantar el average particular es una posibilidad más que real.

El equipo es tremendamente caótica. Y DeMarcus Nelson, con sus virtudes y defectos, no se parece ni en el color de la piel a Stefan Markovic. Les confesaré una cosa. A comienzos de temporada, hablando con Jamar Smith, me dijo que el jugador más importante del Unicaja para esa temporada no iba a ser ni Hendrix ni Nedovic ni Kuzminskas. El hombre clave era Markovic... Cuánta razón... Es el cerebro de un equipo que por fuera tiene físico, puntos y uno contra uno. Pero que lee poco el juego. Ante el Darussafaka ganó el partido Jackson. Anoche fue Smith el que firmó un tercer cuarto con 10 puntazos y se fue a los 22. Pero su exhibición no tuvo el respaldo necesario.

Y eso que Alberto Díaz tuvo minutos impresionantes, una vez que se le pasó el subidón de jugar en OAKA ante Diamantidis. Pero anoche Nedovic ni estuvo ni dio señales de vida. Y, por dentro, apenas se buscaron opciones. Lo que sí que llama la atención es lo de Jack Cooley. El chico llegó, puso en pie el Carpena ante el Barça y le han debido criogenizar hasta los play off... Ni un minuto ayer, y eso que Kuzmic y Raduljica (¿pasado de peso?) camparon a sus anchas. Porque Hendrix lleva un par de semanas desconectado y Fran lleva en ese estado todo el curso.

Al menos, eso sí, el equipo compitió, lo tuvo en su mano. Superó ese examen de su credibilidad. Y con buena nota. Hubo concentración y tensión. Se aguantaron las acometidas del rival. Y dependió del Unicaja. Pero faltó calidad y precisión. Y eso que Dani Díez, sin Kuzminskas, tuvo estupendos minutos (10 rebotes). Aunque ganar allí con el 50% en tiros de dos, el 33.3% de tres y el 57.9% en la personal, sólo 13 asistencias, 12 pérdidas... suena a misión imposible.