Malcolm Delaney visita hoy el Martín Carpena. Llega con la camiseta del Lokomotiv Kuban, tras firmar un contrato por dos años y 2,5 millones de dólares libres de impuestos. Un dineral que dista un mundo de su primer sueldo en el baloncesto europeo: 130.000 dólares, en el Chalon francés, en la temporada 2011/12. Y viene a Málaga, donde pudo haber llegado hace tres cursos, ya que el Unicaja lo tuvo en su agenda cuando guió al modesto club galo al título de Liga en el país galo. El ya exdirector deportivo del club, Manolo Rubia, incluso viajó a Chalon para verle jugar en directo. Rubia se pateaba Europa para ver in situ a los jugadores más llamativos que antes visionaba en vídeos, y en su agenda, allá por febrero de 2012, el nombre de Delaney estaba subrayado en rojo.

El base, nacido en Baltimore el 11 de marzo de 1989, de 1,91 metros, es un talento de la naturaleza formado en la Universidad de Virginia Tech. En sus dos últimas campañas como estudiante promedió 19 puntos, 4 asistencias y sobrepasó el 40% en triples. Sin embargo, no fue drafteado porque para la NBA no era lo suficientemente explosivo para ser base y se quedaba pequeño para jugar como escolta. El Unicaja le hizo un seguimiento completo, tras promediar en su primer año en Europa 15 puntos, 3,1 rebotes y 3,3 asistencias por encuentro. Pero en el rompecabezas de aquel verano no encontró acomodo, tras una recta final de curso realmente volcánica, con la salida de Chus Mateo y la llegada de Luis Casimiro.

La planificación del curso fue realmente complicada, tras la espantada de Álex Abrines en pleno verano, lo que obligó a fichar cupos (Urtasun o Vidal) y los problemas en la logística, ya que el recién llegado Jasmin Repesa estaba a caballo entre la selección y el Unicaja, y el entrenador croata sólo quería a un base: Roko Leni Ukic. En realidad, el candidato número uno de aquel verano fue Nando de Colo. El club tuvo conversaciones con sus agentes y en la Copa de Barcelona´12 hubo un acercamiento importante. Se habló de cifras y de años, pero De Colo enseguida se convirtió en una presa imposible, porque los San Antonio Spurs de la NBA le echaron el lazo y tiraron por tierra todo el trabajo previo.

Delaney estuvo encima de la mesa como una opción de futuro, pero era americano, sin pasaporte, tenía poca experiencia en Europa y Repesa insistía una y otra vez en Ukic, tras no tener ninguna opción sobre De Colo. Se le hizo una oferta a Ukic, se le mejoró la propuesta, pero apareció el Panathinaikos, que le dio dos años de contrato y mucho dinero. Así que el club, que ya tenía atado a Earl Calloway como segundo base, tuvo que buscar otro director de juego de un perfil diferente. Y el elegido fue Marcus Williams.

Malcolm Delaney se marchó a un proyecto que emergió ese verano, el del Budivelnik ucraniano, con mucha pasta y al que también, como hizo la anterior campaña, llevó a conquistar el título liguero de su país. Su paso por el conjunto de Kiev le revalorizó. Fue incluido en el mejor quinteto de la Eurocup (16,1 puntos, 4,3 rebotes y 2,8 asistencias) y el Bayern Munich, que ese mismo verano le birló al Unicaja al ala-pívot serbio Dusko Savanovic, se llevó a Delaney. El americano ya estaba a un precio imposible para el Unicaja y en el equipo bávaro cumplió su tradición de hacer campeón de Liga a su club. Su debut en Euroliga le puso en el escaparate de los jugadores «top» en Europa.

Así que de los 130.000 dólares de su primer equipo en Europa (el Chalon francés) pasó a firmar un contrato por dos temporadas y 2,5 millones netos en el Lokomotiv Kuban, donde el año pasado coincidió con el ahora cajista Richard Hendrix. Los rusos pusieron más pasta que Olympiacos y Fenerbahce y se llevaron a Delaney a disputar la VTB League y la Eurocup, el pasado año, y ahora la Euroliga, donde ha sido elegido como el mejor base de la Fase Regular de la máxima competición continental por los general managers de los 24 clubes del torneo. Esta noche visitará Málaga convertido, a sus 26 años, en toda una estrella. Es Malcolm Delaney. Lo que pudo ser... y no fue.