Nunca es un buen momento para visitar la cancha del Fenerbahce pero dentro de los momentos menos oportunos este parece ser el rey. El equipo de Zeljko Obradovic ha encontrado la velocidad de crucero y navega plácidamente por el Top16 con seis victorias en seis partidos. Los turcos parecen haber encontrado después de dos años de fracasos, la fórmula mágica para hacer jugar a un equipo plagado de estrellas y de jugadores millonarios. Mientras el Unicaja no tiene a ningún jugador entre los 50 mejor pagados de la Euroliga, el Fenerbahce tiene ocho. Sólo Nikola Kalinic y los jugadores turcos no están en esa clasificación. En total 10,8 millones de euros netos en salarios solo para estos jugadores. Nadie supera esa cifra, sólo el CSKA es capaz de igualarla. Y aunque el dinero no siempre da la felicidad, y los equipos turcos son especialistas en ello, esta vez sí que parece que dinero y resultados caminan de la mano.

Y a este envite llega el Unicaja sumergido en un mar de dudas. Muy lejos quedan las glorias de la pasada temporada e incluso el debut de este curso en la Supercopa con la brillante victoria ante el Real Madrid. La apuesta por Carlos Suárez de ala-pívot no funciona, Fran Vázquez no acaba de encontrar su sitio, Nedovic ni está ni se le espera y Jackson no acaba de rendir de manera acorde a sus cualidades. A esto hay que sumar la plaga de lesiones que sufre el equipo en jugadores importantes como Markovic, Hendrix y Smith.

La exclusión de la Euroliga tampoco ayuda en este momento. El equipo pareció querer destacar en esta competición para demostrar a Bertomeu que se había cometido una injusticia con él y el descuido en la ACB ha significado quedar fuera de la Copa del Rey. Todo un fracaso. Ahora, a cinco victorias del cuarto puesto, la ventaja de campo en los play offs de la ACB es una quimera y las derrotas ante Lokomotiv, Efes y sobre todo Estrella Roja, dejan al equipo al borde de la eliminación europea. Vamos, que lejos de reivindicar su papel en la Euroliga los resultados de la temporada hacen que ahora mismo el Valencia este por delante de los malagueños en méritos deportivos adquiridos este año para disputar la Euroliga o la Basketball Champions de la FIBA la próxima temporada.

Afortunadamente el baloncesto se parece más al mus o al póker que al tute y un buen jugador con malas cartas puede ganar la partida. Esa es la situación actual del equipo en los despachos y en la cancha, no tiene las mejores cartas pero ya ha demostrado otras veces que sin ellas puede ganar.

Esta noche en el Ulker Sports Arena el equipo tiene una gran oportunidad para demostrarlo porque una derrota combinada con una victoria del Estrella Roja sobre el Cedevita Zagreb podría significar un adiós temprano a la competición. Suerte… a los verdes.