­Will Thomas es el nombre. Encarna los valores que tanto se empeña en buscar el club. Profesional intachable, trabajador obsesivo, jugador fiable, siempre responde, nunca se esconde, no sufre altibajos, es fiel. No es ni el jugador del Unicaja más talentoso ni el más físico ni el que mejor tira ni siquiera el que más puntos anota. Pero el ala-pívot de Baltimore, con pasaporte comunitario, se ha convertido en el MVP del Unicaja, en el mejor jugador del equipo.

Thomas no se ha perdido ni un solo partido en las dos temporadas que lleva ya en Málaga. Ha disputado los 51 encuentros de esta temporada y los 68 del anterior curso. Este año, incluso llegó a jugar tras viajar de urgencia a Estados Unidos para asistir al nacimiento de su segundo hijo, y regresar con el encuentro ante el Manresa ya empezado. Aún así, Plaza le hizo jugar porque se ha convertido en un jugador fundamental para medir el estado de salud del equipo.

Thomas, de 2,03 metros, ha alcanzado a los 29 años de edad su madurez plena. Es el chico para todo de Plaza. Su «cuatro» titular y también un pívot fiable, más ahora, con Fran Vázquez en plenos altibajos y con Jack Cooley como única referencia interior. Thomas abre el campo, Thomas rebotea, Thomas defiende… Thomas lo hace todo. Y todo bien. En los ocho últimos partidos, en los que el Unicaja ha enderezado su caminar por la ACB, el «georgiano» ha promediado 13 puntos, 6 rebotes y 19,25 de valoración en 26 minutos.

Su increíble recorrido este curso le ha llevado a ser el MVP de la jornada en la ACB en dos de las tres últimas semanas. Frente al Baskonia destapó el tarro de las esencias, con 28 de valoración, en el mejor partido del Unicaja en este año 2016. Y el domingo volvió a ser clave en el sufrido triunfo ante el FIATC Joventut, con otros 25 puntos más de valoración. Sus actuaciones le han puesto en el escaparate. Y eso que llegó hace dos veranos como un jugador complementario.

El Unicaja planificó sus dos ala-pívots para dar un salto de calidad esa temporada. Los dos elegidos fueron Dusko Savanovic (jugador de talento) y Othello Hunter (puro físico). Como sucede en estos casos, los más poderosos se llevaron a las primeras opciones. Hunter dejó el Siena por el Olympiacos, ya que el «fichador» del club se durmió en los laureles. Así que ese segundo «cuatro» se dejó más en otro plano, centrando los esfuerzos por Savanovic (que prefirió al Bayern Munich), luego en Luke Babbitt y más tarde en Robbie Hummel.

Al final el que llegó fue Caleb Green, que jugaba en Italia. Y en la Lega, en el humilde Avellino, jugaba un tal Will Thomas que ya había seguido de cerca en la Liga de Verano de las Vegas el responsable de scouting del Unicaja, Manolo Rubia.

Fichó por dos temporadas (uno más uno) y cumplió de sobra en su primer curso, robándole el puesto al propio Caleb Green. Thomas firmó 7,1 puntos, 4,3 rebotes y 8,3 de valoración en 21:13 minutos. Este verano hubo durísimas negociaciones con el agente del ala-pívot, Mario Scotti, ya que pidió una mejora salarial. No ya para ganar más dinero, sino para no perderlo. Y es que el contrato del jugador estaba firmado en dólares, y perdió capacidad adquisitiva respecto al euro, lo que generó un conflicto interno que al final se subsanó con un par de miles de dólares más en su contrato para este curso.

Ahora Thomas está en el disparadero. Su paso por Málaga le está revalorizando. Fuentes próximas al jugador apuntan que el Unicaja todavía no ha planteado ninguna oferta de renovación, más allá de un inofensivo intercambio de palabras. Los clubes poderosos de Europa miran, lógicamente, al mejor jugador del Unicaja. Un club que, sin Euroliga, no podrá retener a jugadores que aspiren a seguir jugando al máximo nivel. Retenerle implicará realizar un esfuerzo importante por él, ya que su ficha actual -no llega a 400.000 dólares brutos- está fuera del mercado.

Will «MVP» Thomas sigue a lo suyo, ajeno a todo el ruido y centrado en su juego, en su famosa dieta del agua, iniciada este verano, que le ha rebajado de peso en la báscula, haciéndole más fibroso, más atlético, más poderoso, como está demostrando. Tipo serio, poco dado a las sonrisas, criado en las brutales calles de la peor zona de Baltimore, formado en la Universidad de George Mason (ningún jugador ha jugado más partidos que él -131-), ha encontrado su techo en Málaga, tras pasar por las humildes ligas de Bélgica y Georgia, dar el salto a Turquía y recalar en Italia antes de sentar las bases del éxito en el Unicaja.