Ha soplado las velas de su 19 cumpleaños en plena celebración por su paso al primer equipo, un logro inimaginable para él hace sólo unos meses, cuando su crecimiento era muy lento y el club ni siquiera le inscribió entre los canteranos vinculados para poder disputar la Euroliga. Los días en los que Viny Pierrot Okouo (10/4/1997, Brazzaville) veía cómo sus compañeros se entrenaban con el Unicaja, mientras él se quedaba en el Instituto de Fertilidad Clínicas Rincón, en la LEB Plata, ya han pasado. Ahora él es el protagonista, el que se ha ganado a pulso la oportunidad. Pero el empujón ha llegado, a todas luces, en muy mal momento, y Viny ha pasado de ser el gran dominador de la LEB Plata a un mero adorno en el Unicaja.

El movimiento ha tenido el efecto contrario. Okouo, un jugador en crecimiento, ha visto cortada su progresión. En los dos últimos meses ha disputado un total de tres minutos y 10 segundos. Muy lejos de rol, su rendimiento y su participación en el segundo equipo. Su último partido en el Clínicas fue el 27 de febrero, con una gran victoria ante Granada (90-88, tras una prórroga), partido en el que disputó 34 minutos y firmó 15 puntos, 10 rebotes, recibió 8 faltas y se fue a los 25 de valoración. Otra exhibición para una temporada memorable en la LEB Plata, donde el pívot de 2,10 metros, nacido en la República del Congo, llegó a disputar, hasta que se marchó al primer equipo 19 encuentros, con 11,9 puntos, 8,1 rebotes y 17,1 de valoración. Era, de largo, el mejor del equipo.

Era la jornada 20 de la LEB Plata. El Instituto de Fertilidad Clínicas Rincón disputó tras la marcha del africano otros seis partidos más de la Fase Regular, en los que, tras sufrir un lógico bache sin su pívot titular, comenzó a rehacerse poco a poco. El rumano Cris Uta, muy apagado todo el curso, sin encontrarse a sí mismo al estar a caballo entre el Carpena y Los Guindos, ha dado un paso al frente. También Kenan Karahodzic ha mejorado sus prestaciones en la zona malagueña.

El Clínicas logró meterse en el play off por el ascenso y ha protagonizado una de las grandes machadas de la categoría, al eliminar al Sammic de Azpeitia. Han sido tres partidos de vértigo, eléctricos, emocionantes. Una especie de máster para los jugadores que adiestra Paco Aurioles, y en los que el pívot no ha podido participar. El sábado por la tarde, sentado frente al banquillo del equipo en el palacio San Miguel de Torremolinos, se mordía las uñas mientras veía cómo sus compañeros luchaban ante un rival, en teoría, superior.

El problema es que un día después, ante el Morabanc Andorra, Viny se dedicó, como está haciendo desde comienzos del mes de marzo, a «calentar» banquillo. La voluntad del club por inscribirle con la mayor celeridad posible, tras la rescisión de contrato de Richard Hendrix, camino a Tel Aviv, chocó con el deseo de Joan Plaza, que no vio necesario esa urgencia. De hecho, el pívot viajó a Barcelona para aclimatarse y adaptarse a la dinámica de viajes del primer equipo, ya que no fue inscrito aún en la ACB, y ya se perdió el encuentro del Instituto de Fertilidad de ese fin de semana, ante Morón. ¿Por qué esa celeridad?

El Unicaja podría haber esperado, a sabiendas de que Plaza no quería acelerar su proceso natural, a cualquier otro momento para subirle. Porque la normativa prohibe, una vez que el chico ha sido inscrito en a ACB, que vuelva al Instituto de Fertilidad. El jugador podría haber continuado jugando, formándose, viviendo una experiencia única salvando la categoría, llegando al play off y ganando hasta una eliminatoria con el club vinculado. Y, en caso de necesidad, haber subido al Unicaja ahora. Sin embargo todo se hizo a la carrera, sin pensar en las consecuencias y en que se le iba a privar de esta magnífica experiencia.

A partir de esa semana, Viny, que ya llevaba varios días trabajando con el primer equipo, se integró al Unicaja, pero no pudo jugar Euroliga, ya que no fue inscrito en la lista de comienzos de temporada de canteranos vinculados. Sólo ha podido vestirse de corto en la ACB, donde ha tenido un rol totalmente residual, disputando apenas cuatro partidos, siempre en los llamados «minutos de la basura». Sus números lo confirman: 47 segundos de media y un total de 3:10 minutos disputados en casi dos meses de competición. En esos dos meses, sólo ha podido tirar una vez a canasta y sólo ha podido capturar un rebote en partido oficial. Un frenazo a su progresión. El chico podría estar entrenando con el Unicaja y jugando con el Clínicas.