El nuevo Unicaja, el de Stefan Markovic en la dirección y Jamar Smith en el perímetro, el que va a luchar por el título desde finales de este mes de mayo -salvo percance físico no deseable de alguno de los 12 que ayer se vistieron de corto-, tuvo una puesta en escena triunfal ayer en San Sebastián. Ganó con autoridad al desahuciado Gipuzkoa Basket, sumó su triunfo 18 de la Fase Regular y demostró, es verdad que a cuentagotas, que a lo mejor el último cuarto contra el Real Madrid del otro día fue un accidente y en realidad sí está preparado para el reto de competirle de tú a tú a quien sea en los cuartos de final de esta Liga Endesa. ¿Difícil?... Sí, seguro. Pero jugando bien, tampoco será imposible.

La verdad es que lo de anoche fue demasiado fácil. El descenso ya consumado del Gipuzkoa ha hecho que los vascos hayan tirado la toalla antes de tiempo. Este mismo partido, hace mes y medio, habría exigido al Unicaja mucho mayor esfuerzo. Ayer, sin embargo, no tuvo rival. El colista de la Liga solo le aguantó el primer cuarto (18-17). Es verdad que llegó al descanso agarrado por los pelos al partido (38-42), pero a partir del intermedio fue ya un juguete roto en las manos de un Unicaja, que estaba 17 arriba al final del tercer parcial (51-68) y con 26 de renta, 60-86, cuando llegó el bocinazo final.

El triunfo trae el premio añadido del pase matemático al play off por el título. Y es que se dio la carambola de resultados necesaria: ganaron UCAM Murcia y Dominion Bilbao, pero cedió Montakit Fuenlabrada. O sea, que en el peor de los casos, lo que puede ocurrir es un cuádruple empate con ellos a 18 victorias, que nunca sacaría a los verdes de las ocho primeras plazas de la Liga. Lo dicho: objetivo cumplido a dos jornadas todavía para echar el telón a la Fase Regular.

Después del paseo militar de anoche, quizás no sea el mejor día para sacar conclusiones, pero el Unicaja lo que es evidente es que se ha convertido en un equipo mucho más fiable que aquel de enero, febrero o marzo, incapaz de enlazar tres victorias seguidas. Ahora se gana casi siempre y a veces hasta por pura inercia. Un síntoma de equipo «grande», por mucho que el Madrid le sacara los colores hace 4 días. Claro que los blancos son a día de hoy quizás el equipo más en forma de la ACB. Y si miramos el vaso medio lleno, necesitaron acelerar en el último cuarto para sentenciar al Unicaja. Así que...

Felices regresos. Smith y Markovic fueron los grandes protagonistas de la tarde-noche en Illumbe. El escolta fue el primero en aparecer por el partido, en el inicio del segundo cuarto. Jugó 14:22 y anotó 7 puntos, aunque con porcentajes de tiro muy bajos (1 de 6 en triples). Se le vio con la lógica falta de ritmo de un jugador que lleva tres meses fuera de la competición.

El base serbio, más de lo mismo. Más verde incluso que su compañero. Lento y sin muchas ganas de contacto físico con los rivales, jugó 13:44 (-3 de valoración). Nada por otro lado anormal si tenemos en cuenta que desde el pasado 20 de diciembre estaba out. Habrá que ver cómo evoluciona de aquí al play off.

El partido fue regular tirando a malo. Sobre todo en el segundo tiempo. Después del descanso es que no hubo competencia porque la diferencia entre este Unicaja y este RETAbet es casi la de dos equipos de competiciones distintas.

El marcador final lo dice todo, pero es que si no hubiera estado en frente el mejor Grimau del curso y los de Plaza no hubieran jugado a veces con el freno de mano echado... la diferencia podría haber sido realmente escandalosa.

Ahora, hay que preparar a conciencia la visita del Valencia Basket. Se avecina un auténtico partidazo. Que nadie se despiste: Sábado, a las 20.15 horas. Ese es el día y la hora de la última cita liguera en el Martín Carpena antes del play off. A por ellos.