Will Thomas es la pieza clave a la que va unida gran parte de la planificación del Unicaja 2016/17. Su continuidad en el Unicaja es vital para poder trazar el plan establecido. Con Thomas, el juego de Joan Plaza encuentra equilibrio. Con él, se destinarían las dos plazas de extracomunitarios a posiciones exteriores (Kyle Fogg y Jamar Smith). Con él, el técnico tiene un seguro de vida, un jugador polivalente -«4» y «5», el más utilizado en el curso que va a echar el cierre. Y por eso el Unicaja está dispuesto a esperarle. No lo que haga falta, pero sí que se ha dado una semana. Hasta que concluya la final de la Liga Endesa.

En las conversaciones que han mantenido durante la última semana el club y el agente del jugador, el italiano Mario Scotti, el representante ha hecho hincapié en retrasar su respuesta hasta finales de esta semana. Aunque se comprometió a responder a la oferta del Unicaja el pasado martes, tras dos semanas de plazo, Thomas deseaba esperar aún más.

En Los Guindos existen ya fundadas sospechas de que los dos equipos de la ACB que piensan en Will Thomas en un futuro son, justamente, los dos finalistas de la ACB: Real Madrid y FC Barcelona. Scotti ha explicado que hay, además, otro equipo de Euroliga (ruso) que ha preguntado por su situación. Pero hasta que no acabe la final, el agente no va a tener la propuesta en firme de alguno de los dos equipos españoles. Y sólo entonces, cuando haya papeles de por medio, Thomas decidirá.

El Unicaja no está en una buena situación, pero tampoco es la peor. Hizo una oferta por dos temporadas y 1,1 millón de euros. Esta pasada semana subió el ofrecimiento a 1,2 millones. Una oferta que colocaría a Thomas al borde del límite salarial que el club se pone para los jugadores mejor pagados de la plantilla. Ante las peticiones de espera, el Unicaja le lanzó un ultimátum y ya ha comenzado a sondear a fondo el mercado y a barajar nombres de sustitutos. Pero, en realidad, el Unicaja va a esperar acontecimientos.

Y lo hará porque tiene el derecho de tanto de su lado. En Los Guindos son muy conscientes de que no se puede competir económicamente con los clubes de fútbol. Real Madrid o Barcelona casi triplican el presupuesto malagueño. Pero el club no va a fichar a ningún posible recambio, ni siquiera va a hacer una oferta en firme por otro jugador, hasta que encarrile el «caso Thomas». Y, si Madrid o Barça lo quieren, tendrán que pasar por caja y abonar una penalización que ha de negociarse o se exigirá un canje de jugadores. Un intercambio.

No es nuevo, ni mucho menos. Cuando Álex Abrines se marchó, el Unicaja recibió casi medio millón de euros y la renuncia del Barça por Fran Vázquez. Con el propio Barça se llegó a un acuerdo el pasado verano para que no fuera al tanteo por Marko Todorovic, con la opción de repesca de Edwin Jackson este próximo curso. Con los dos clubes existen buenas relaciones. El propio Fran abandonará el Unicaja para marcharse al Madrid, y si los blancos quieren a Thomas hay un nombre muy interesante que gusta en el Unicaja: Augusto Lima. Todo es negociable.