Que no le cuenten milongas: ganar, en el deporte profesional de elite, es lo único. Incluso en pretemporada. Porque reafirma que el trabajo que estás haciendo es el adecuado, porque te ayuda a crecer, porque la victoria, a estos niveles de exigencia, es lo más importante. Lo que sucede es que hay ocasiones, muy ocasionales, puntales, en las que no te importa perder. Y ese caso particular, tan raro y extraño, se dio esta noche en Alhaurín el Grande, donde el Unicaja y el Fenerbahce firmaron el partido más bonito de las seis ediciones que se han disputado ya del Torneo Costa del Sol. Un evento que no deja de crecer, que es ya un referente en el básket veraniego de pretemporada y que, de la mano de la Diputación y de Juanma Rodríguez, se supera cada año.

El Unicaja perdió. Pero les aseguro que anoche, el resultado, no importó. No era prioritario, después de 40 minutos trepidantes y tres prórrogas. Tras 55 minutos de partido. Después de 216 puntos anotados. De ver a Kyle Fogg en modo «Supermán» y a Zeljko Obradovic excitadísimo en su banquillo. Porque, aunque estemos en pretemporada y esto sólo sea un ensayo, al final, todos quieren ganar. Sólo ganar. Y más Zeljko...

El Unicaja y el Fenerbahce firmaron una oda al baloncesto. Con sus errores, con sus descuidos, con sólo tres semanas de entrenamientos. En la pista se desataron. Hubo intercambio de canastas, de golpes (que se lo pregunten a Pero Antic), de testosterona y de baloncesto. Lo dicho, el mejor partido de los 16 que se han disputado en estos seis años en toda la provincia de Málaga.

Llegábamos asustados, les digo la verdad. Porque en Archidona, hace una semana, el Gran Canaria le pintó la cara al Unicaja. Y anoche seguían faltando Waczynski, Nedovic y Mbakwe, además de Dani Díez. Pero ni las bajas ni el increíble potencial del subcampeón de Europa fueron suficientes para que el Unicaja no desplegara su mejor versión. Ahora debe encontrar el término medio. Ni es este equipo desatado de Alhaurín ni el lamentable de Archidona. Debe trabajar Joan Plaza en hallar un Unicaja más reconocible. Aunque tenga aún piezas por fichar (Hamady N´Diaye) y por traer (Waczynski).

Lo mejor del Unicaja, más allá de una defensa impresionante en la primera parte (39-38), fue el descaro de Fogg y Brooks. Los dos han estado muy perdidos esta pretemporada y anoche se encontraron. Fogg demostró que es un jugador de «playground» (37 puntos, con 9/20 de dos, 7/16 triples y 12/14 tiros libres) y Brooks, que es muy aprovechable en los dos lados de la pista.

Llegó a ir 10 abajo el Unicaja (39-49), pero remontó (62-59) y forzó la prórroga, en un error final de Bogdanovic (84-84). Luego Alberto la tuvo (92-92), pero no hubo suerte. Juanjo García se salió, Viny creció y Musli se arrugó, y se llegó a otro empate (100-100). Y en la tercera, al Unicaja ya le pudo el cansancio, sin efectivos, con un Fenerbahce que cumplió el guión: 104-112. Se perdió, sí... ¿y qué?