­El futuro de Trevor Mbakwe está lejos de Málaga y del Unicaja. Su mujer, de hecho, se montó anoche en un avión con destino a Minnesota. El pívot continúa en Málaga, tratando de buscar su continuidad en el club, algo que no va a suceder. La entidad le ha comunicado a su agente que no hay opción posible. El propio secretario técnico del Unicaja, Carlos Jiménez, se lo ha hecho saber ya al propio jugador, en una de sus charlas por los pasillos interiores del Martín Carpena. Y es que el jugador acude a diario a trabajar en el gimnasio del Palacio. Su agente, Ben Pensack, le ha comunicado que no abandone su lugar de trabajo. Y Mbakwe va al Carpena, se asoma por la puerta que da acceso a la pista central con envidia sana para ver a sus compañeros entrenarse y se marcha a levantar pesas. Es su rutina ahora.

El americano saldrá del Unicaja, aunque aún se desconocen los tiempos. El club le entregó un documento, tras más de dos semanas de entrenamiento, en el que le comunicaba que no había pasado el control médico y que, por lo tanto, rescindía su contrato y dejaba de ser jugador de la entidad. Su representante sigue diciendo que esa cláusula no existe y que el despido debió ejecutarse mucho antes, cuando pasó el control. Así que ahora trata de negociar con el Unicaja, que no acepta su continuidad aunque renuncie a cobrar si se lesiona y que tampoco quiere indemnizar al pívot.

El propio club asume que, probablemente, el caso terminará en la FIBA o en los juzgados ordinarios. Porque el Unicaja da por finalizada su vinculación y el jugador, que acude a diario al Carpena para no abandonar su puesto de trabajo, quiere respetar su contrato y cobrarlo íntegro. Así que el Unicaja asume que deberá pleitear para defender su idea.