Hubo unos años en los que resultaba muy sencillo identificar los proyectos deportivos de los principales clubes de la ACB al existir una política estable y de continuidad. Estudiantes y Joventut sacaban jugadores de calidad de sus prolíficas canteras y siempre le añadían una buena pareja de extranjeros. Los todopoderosos Barça y Madrid, en su constante pugna por monopolizar el baloncesto, no reparaban en gastos y fichaban lo necesario y lo superfluo. A la terna de clásicos se fueron incorporando otros como Baskonia, el primer club que arriesgó con éxito en el mercado sudamericano gracias al trabajo de Alfredo Salazar, o Unicaja, que confiaba en sus jóvenes canteranos para después incorporar foráneos con grandes números.

El modelo del CB Gran Canaria pasó a ser fácilmente reconocible con la llegada a los despachos de un base sevillano que jugó en el equipo amarillo durante cinco temporadas en las que jugaba más de 30 minutos por partido. Berdi Pérez fue labrándose una fabulosa reputación a la hora de confeccionar plantillas muy competitivas con escasos mimbres que llevaron al Gran Canaria a codearse con la élite de la ACB. Quizás, el hecho de ser de los primeros secretarios técnicos que viajaban a las ligas de veranos de la NBA le permitió acertar en la contratación de jugadores foráneos que han dejado huella en la liga española.

John Morton, Shaun Vandiver, Albert Burditt, Jim Moran, Larry Lewis, Bud Eley o Marcus Goree son algunos de los espectaculares y completísimos americanos que recalaron en las islas afortunadas, muchos de ellos históricos en la liga ACB, y cuyas carreras siguieron creciendo tras su paso por el CB Gran Canaria.

Así, cuando en el verano de 2007, Unicaja contrató a Berdi Pérez (como se recogía en la nota oficial «dentro del ambicioso proyecto que ha realizado para dotarse de una estructura técnica de la más alta cualificación») la ilusión de mantener al equipo en la élite europea (tras ganar la Copa y Liga y disputar la Final Four) se disparó en la ciudad. Teníamos a Juanma Rodríguez, designado mejor ejecutivo del 2007 en la Euroliga, y el club lo acompañaba con el mejor fichador del básket patrio.

Mas esas altas expectativas pronto fueron desvaneciéndose. Y lo que empezó como un idilio de canastas y proyectos ganadores acabó en los tribunales tras la demanda judicial que presentó Berdi por un supuesto incumplimiento de contrato. Muchos fueron los desencuentros públicos y privados a lo largo de tres temporadas muy duras, en las que fichajes como los de Bojan Popovic, Terrell Castle, Melvin Sanders, Taquan Dean, Giorgios Printezis o Saúl Blanco dejaron más sombras que luces en la trayectoria de Berdi Pérez en nuestra ciudad. Si las paredes de Los Guindos hablasen, quizás seríamos capaces de desentrañar el gran fiasco.