­Un Unicaja serio, trabajador, concentrado y dominante, aunque sin la contundencia necesaria como para romper el partido antes del medio minuto final, sumó ayer en Tenerife un triunfo de oro, ante un gran rival, que cedió su liderato y su condición de invicto después de 40 minutos de idas y venidas, de parciales a favor y en contra y de emoción, mucha emoción.

Un triple de Alberto Díaz desde la esquina, a 34.4 del bocinazo final, y un rebote ofensivo del propio base canterano, tras palmeo de Carlos Suárez, decidieron la suerte de un choque vibrante, que pudo ganar cualquiera, pero en el que el Unicaja fue, en el global de los 40 minutos, mucho mejor que el Iberostar.

Este nuevo Unicaja 2016/2017 cada día mola más. El equipo lleva un par de semanas de dulce. Ya sabíamos que había mucha dinamita en el perímetro, pero ayer en Tenerife se demostró que hay más recursos en ataque que el simple bombardeo desde el 6.75, que la capacidad reboteadora en ambos lados de la pista es ilimitada y que Plaza tiene 11 jugadores -Okouo por ahora no cuenta- para elegir quién, cuándo y cómo rotarlos en función de las variables que vayan apareciendo en cada partido. Bastante arsenal, desde luego, como para ser optimistas sobre lo que está por venir.

Dentro de la buena nota global y de la evolución colectiva, el punto negro sigue siendo la dirección. Lafayette no acaba de ser el que era y Fogg, por ahora, cuenta poco. Alberto ayer fue letal el último medio minuto, pero tampoco brilló especialmente antes. Plaza tiene ahí un problemilla por solucionar.

El día en que todos los focos apuntaban al reencuentro de Fran Vázquez con su exequipo, el hombre del partido sin embargo fue Jamar Smith. La exhibición del escolta americano fue clave para la victoria final. Hizo 20 puntos, con 8 de 10 en tiros de campo (cuatro triples incluidos). Pareció querer meter los puntos de esta temporada y los que no pudo la pasada, tras aquella inexplicable lesión en la rueda de calentamiento que no le permitió jugar ni aquel partido ni los tres meses posteriores.

Sin Nedovic, todavía lesionado, el ex del Limoges lideró al equipo en anotación y fue una amenaza continua para la defensa del Iberostar. Solo un dato: Estuvo 34 minutos sobre la cancha. Y eso, en un equipo de Joan Plaza, es algo parecido a un milagro.

La presunta bacanal de anotación que se presagiaba en la previa del partido entre dos de los equipos más anotadores de esta Liga no fue para tanto. Al final costó pasar de 70 puntos, aunque lo que sí se cumplió en el guión previo fue la emoción de un duelo entre un Iberostar hasta ayer vírgen en España y en Europa y un Unicaja decidido a asentarse otra vez entre la elite liguera.

El triunfo de ayer, cuarto seguido de los de Joan Plaza, tiene el mérito añadido de hacerlo a domicilio y en la pista de un rival que demostró que el liderato no era un regalo, por mucho que esto esté solo empezando. Los de Vidorreta no dieron ninguna facilidad, no sacaron la bandera blanca ni cuando peor se les pusieron las cosas y siempre que el Unicaja quiso irse en el marcador, los de La Laguna respondieron con un parcial a favor que equilibraba las fuerzas. El déjà vu fue continuo de principio a fin.

El botín de la semana es para estar muy satisfechos. Victoria en Montenegro para empezar la Eurocup y victoria en Tenerife para escalar a las ocho primeras plazas de la clasificación liguera, las que darán billete para la Copa del Rey de Vitoria. Esta semana toca sesión doble también, pero esta vez en el Martín Carpena. El miércoles llega el Bayern Múnich de Sasha Djordjevic en competición continental y el domingo, todo un clásico de la ACB, con la visita del Baskonia. Siete días muy exigentes.