El Unicaja jugará a partir del próximo 4 de enero el Top 16 de la Eurocup. No es hoy día para descorchar champán, para parar el tráfico en la Alameda ni para tirarse a la fuente de las Tres Gracias. El equipo, simplemente, cumplió anoche el trámite ante el Buducnost. Eso sí, se aseguró el billete para la segunda fase continental sin ningún agobio y con la autoridad que debe mostrar un aspirante al título europeo ante uno de los equipos más pobres de la competición.

Acostumbrados a grandes noches europeas todos estos años pasados, con los mejores equipos de Europa sufriendo en el Carpena, lo de ayer fue demasiado light. Y es que el Buducnost fue el rival perfecto en el momento justo. El equipo montenegrino, ni antes con Scepanovic ni ahora con Zouros en su banquillo, tiene el nivel deportivo necesario para competirle a este Unicaja. Le puede aguantar un cuarto, o dos, en un día «raro», tres, pero el final del partido estaba escrito anoche desde el mismo salto inicial. Y todos los sabíamos.

Un consejo para Jordi Bertomeu (con toda la humildad del mundo). Si el objetivo es elevar el caché de esta segunda competición del baloncesto continental, darle visibilidad mediática y un carácter competitivo que enganche a aficionados y sponsors, hay que buscar equipos con más glamour que este Buducnost, el Skopje, el Olimpia y similares. Si no....

El Unicaja supo desde la rueda de calentamiento que iba a ganar a su rival. La única duda era saber si sería por más o por menos de 20. El Buducnost aguantó como pudo el primer tiempo. Se fue al descanso solo 7 abajo, casi lo máximo a lo que podía aspirar. Tras el intermedio, los de Joan Plaza pegaron el acelerón definitivo, rompieron el partido (64-48) y de ahí al final ya hubo poca historia.

El regreso de Marcus Williams pasó casi inadvertido. El excajista fue titular, anotó 10 puntos y repartió 9 asistencias. Se puede decir que acabó con mejores números que sensaciones.

Había ciertas dudas por saber cómo responderían los chicos de Plaza tras 10 días de vacaciones forzosas por los descansos de la semana pasada en Europa y en la Liga Endesa. Pues mayoritariamente hay que decir que tanto ocio vino bien. Sobre todo destacaron Kyle Fogg (31 puntos) y Carlos Suárez (16), los dos jugadores más en forma del equipo desde hace ya unas cuantas semanas. El americano y el capitán tiraron del carro, al que se subieron los demás en mayor o menor medida. Tampoco era día para sobreesfuerzos.

En un partido en el que la «marea verde» tenía un examen sobre su fidelidad, la afición no respondió y el Palacio mostró un aspecto desolador. Tres cuartas partes de Ciudad Jardín habrían bastado ayer para acoger a los mejores 4.156 aficionados que tiene el Unicaja a día de hoy entre su masa social. Ni el frío ni la Champions ni la hora ni la poca atracción del rival les dejaron a ellos, a esos 4.156 cracks, en su casa. Cogieron su coche, su bus o su Metro y se plantaron en el Carpena para apoyar al Unicaja como si en frente estuviera el Real Madrid, el Barça, el CSKA o el Maccabi. Eso es «unicajismo». Y no lo de otros.

Con el billete al Top 16 ya en el bolsillo, ahora ¿qué? Pues por delante quedan tres partidos más. Habrá que viajar a Múnich y a San Petersburgo y esperar en el Carpena la visita del UCAM Murcia. El objetivo debe ser ahora acabar la liguilla lo más arriba posible para tener un grupo más «asequible» en la segunda fase.

De momento toca cambiar el chip y prepararse para uno de los días grandes de la temporada. El domingo aterriza en el Carpena el FC Barcelona en una cita liguera en la que los verdes buscarán acercarse todavía más a la Copa del Rey de Vitoria. La cuenta atrás está en marcha.