El Nou Congost vive esta tarde el Manresa-Unicaja, un duelo desigual, de dos equipos inmersos en rachas diferentes, en el que el equipo malagueño parte con la única premisa de lograr la victoria. Está, por muchos motivos, obligado a volverse a Málaga con el triunfo. Y eso mete este partido en un terreno «peligroso». Las obligaciones no acaban de sentarle demasiado bien a este Unicaja, capaz de ganar al FC Barcelona, pero de no hacer sus deberes en Eurocup. Así que hoy tendrá una especie de reválida para constatar que el equipo también puede con esas misiones que, a priori, no son ni tan fascinantes ni tan estimulantes, pero que son necesarias e imprescindibles para cumplir con los objetivos marcados en el curso.

El Unicaja acaba de ganar a Bilbao y Barça en la ACB y ha dado un considerable estirón en la clasificación. Arranca la undécima jornada en la quinta plaza, con un registro de seis victorias y tres derrotas, tras haber descansado ya una jornada por la dichosa Liga de equipos impares. Y, lo más importante, su juego parece consolidarse. Tiene menos dientes de sierra, es más constante, más sólido, con más argumentos.

Ahora hay que dotar de mayor estabilidad a la plantilla. Que las apariciones esporádicas de Waczynski, Díez o Brooks sean más continuadas. Que, de una vez por todas, Lafayette demuestre por qué lleva Joan Plaza tres años queriendo ficharle. En definitiva, que los 10 que juegan, más los «oyentes» Juanjo García y Viny Okouo, terminen de engancharse definitivamente al equipo. Porque ya ha empezado diciembre y todos sabemos que cuando acaben las Navidades comenzarán a extraerse las primeras conclusiones más o menos sólidas de este proyecto.

Desde Tenerife no gana fuera

Para dotar de estabilidad a este Unicaja se antoja imprescindible comenzar a ganar fuera. Todos los equipos que aspiran a ser importantes son terriblemente fiables en casa -el Unicaja ya ha comenzado a edificar en ese sentido- y tienen que ganar fuera con asiduidad. Al equipo de Plaza vamos a comenzar a exigirle ya que gane. Lo de la asiduidad vendrá después. Pero al menos que gane, demonios. No sabe lo que es sacar un triunfo a domicilio desde el pasado 23 de octubre en Tenerife (72-73). O sea, que hace ya casi un mes y medio.

La pista del ICL Manresa se antoja propicia para romper con el gafe. El Manresa sólo ha sumado un triunfo y ya acumula ocho derrotas. En casa, además, aún no ha logrado ganar ni un solo partido. Así que cualquier excusa que llegue hoy disfrazada de mensaje ya saben qué deben hacer con ella. Porque hoy está prohibido perder. No hay más tutía.

Será un encuentro, además, de reencuentros. Dejan Musli regresó a la elite del básket tras su última temporada en Manresa. Allí volvió a sentirse importante, creció junto al equipo y llamó la atención del Unicaja. Si hoy es uno de los principales referentes del equipo de Plaza es por los méritos contraídos en el equipo del Bagés. Y allí ha enviado el Unicaja a uno de sus diamantes, Romaric Belemene. El africano, un alero cupo de formación, es un currante y su futuro va a depender de él. Comenzó con mucha confianza, luego le pusieron competencia de por medio y últimamente vuelve a tener más presencia por las lesiones. También regresa el temporero Juanjo García, que jugó allí el pasado curso cedido por el CAI y que luego rescindió su contrato con los maños.

El equipo catalán acumula ya siete derrotas consecutivas y tampoco se libra de los problemas físicos y de lesiones. Y es que al equipo que adiestra Ibon Navarro se le siguen acumulando los problemas y la última lesión ha sido la del ala-pívot Patrik Auda, con una lesión en el tobillo que le apartará de las canchas durante seis semanas.

La baja del checo, que se une a la del base Aleksandar Cvetkovic, obligará a Romaric Belemene ha desempeñar su rol, por lo que el club ampliará, por el momento, el contrato temporal del base estadounidense Brion Rush. Un rival herido. Cuidado con él.