No sé qué impresión le dio a usted desde su asiento en el Carpena o desde el sofá de casa. A mí me pareció que el Unicaja jugó anoche ante el UCAM Murcia sin mirar prácticamente el resultado, salvo, lógicamente, cuando el partido entró en erupción. Entonces, todo el mundo quiere ganar. Pero hasta esa recta final, el equipo jugó a «otra» cosa. No es que lo menospreciara. No se trata de eso. Me refiero a que Joan Plaza escogió anoche sembrar para el futuro antes que recoger un triunfo inmediato ante los murcianos. A fin de cuentas, y no le falta razón al entrenador, uno no sabe si va a ser mejor quedar segundo, tercero o cuarto de este Grupo C a la hora de los emparejamientos del Top 16.

Lo que quiero explicarles es que Plaza planteó ayer el partido, jugó sus cartas, movió su banquillo y usó su pizarra sin importarle demasiado la dictadura del marcador, lo que dijese el electrónico. Antepuso otros aspectos. Miró más al futuro inmediato que al presente. Prefirió que Nemanja Nedovic, en su vuelta a las pistas en partido oficial casi dos meses después de lesionarse el 15 de octubre ante el Gran Canaria, tuviese minutos (19:38), bolas y protagonismo, en vez de preservarlo. O sea, que eligió meterle en el carro de la competitividad antes que ir poco a poco. E hizo lo mismo, especialmente hasta el descanso, con otros jugadores que necesitan un empujón. Como con Dani Díez. No le importó a Plaza el recital de Waczynski para que el madrileño jugara más tiempo que el polaco. También tuvo minutos Viny Okouo. Retiró de inmediato a Fogg cuando había anotado 5 puntos (¿mala defensa a Campazzo?). E hizo lo propio con Jamar Smith cuando desatascó al equipo en el arranque del segundo cuarto.

No hizo mucho cuando la ventaja lograda por sus hombres (30-20) comenzó a evaporarse después y quedó reducida a la nada al intermedio (43-43). Luego el partido se enredó, porque el UCAM lo había preparado muy bien (descansó en la ACB), había recuperado a todos sus hombres y el trío Campazzo-Baron-Faverani demostró puntos, talento y muchas ganas de ganar. Dejó de dominar el Unicaja y el pequeño base argentino pasó a controlar el partido. El Unicaja se vio superado, dejó de ser el dueño del rebote, pero aguantó a base de defensa, de cambios atrás y dándole más protagonismo a Fogg, que anotó seis puntos consecutivos para llevar al Unicaja por delante (62-58) al final del tercer cuarto.

En los continuos cambios que Plaza dio a su pizarra encontró un método, con cinco bajitos: Fogg, Nedovic, Díez, Brooks y Suárez. El base americano transformó nueve puntos consecutivos y el Unicaja tuvo aire porque se asfixiaba. Con Nedovic lejos de su nivel, Dani Díez sin acierto y Brooks sin ni siquiera intentarlo, Fogg se convirtió en la única referencia. Se vino arriba el cajista, defendió y hasta tuvo sus más y sus menos con un «guerrero» como Rojas. Así que Plaza le respaldó con más puntos, dando entrada a Smith y Musli.

A partir de ahí mandaron los pequeños detalles. Campazzo mandó al limbo un balón en plena transición. Suárez robó una bola y luego perdió otra en un contragolpe imposible con Musli. Y es que el equipo malagueño seguía sin ver aro, incapaz de anotar con algo de continuidad y solvencia, sin ninguna dirección de juego. Así que permitió que los visitantes continuaran muy metidos en partido. Tanto, que a 1:02 del final, el Unicaja apenas dominaba (71-70), pero la bola era del UCAM.

Tuvo Baron un triple totalmente liberado, en la esquina, como los tropecientos que metió en el encuentro de ida. Pero el americano no anotó. Aprovechó Waczynski que había desplazado a Rojas en la lucha por el rebote para rebañar y palmear: 73-70. Pero el Unicaja estaba hecho unos zorros y permitió a Antelo lanzar liberado, como le gusta, desde el frontal. A 3.6 segundos, el partido estaba empatado: 73-73. Luego se revisó y al Unicaja le dieron 4.8 segundos. Pero como si nada. Fue un tiempo perdido, porque Fogg ni armó el tiro tras una mala selección de pase desde banda. Prórroga.

Plaza rescató del baúl de los recuerdos a Lafayette, aunque el que ganó la prórroga fue Jamar Smith, con dos «bombas». El 83-77 fue demasiado losa para el UCAM, al que tampoco le ayudaron los árbitros. Que se lo pregunten a Antelo... Así que Suárez hizo su trabajo desde el tiro libre, como lleva haciendo todo el curso y, aunque Sadiel Rojas amenazó con dos triples (85-83), el Unicaja se acabó llevando lo que buscó, pero sin creérselo demasiado: 89-86.

El Unicaja ganó, aunque lo hizo sin levantar el average ni los 8 puntos por los que cayó allí en Murcia. Aunque ya les digo que muy pocos pensaban en eso al final. Sólo en la victoria que llegó casi sin querer, tras una siembra más destinada a este sábado ante el Valencia Básket.