Si usted le pregunta a un viandante que camina por la Gran Vía madrileña, Las Ramblas de Barcelona, La Virgen Blanca de Vitoria o la playa de la Malvarrosa de Valencia por tres marcas que le recuerden al baloncesto, la tercera de esa lista será «Unicaja». Por delante, incluso, de uno de los bancos más grandes del mundo, BBVA. El baloncesto le da a Unicaja Banco mucho más de lo que invierte. Que es mucho, por cierto. Una apuesta por la que, a los que nos apasiona este deporte, jamás le estaremos lo suficientemente agradecidos.

Unicaja, su sociedad deportiva, cumple ahora 40 años. Vinculada al deporte y, especialmente, al baloncesto. Hablar de básket en España y en Europa es hablar de Unicaja. Un estudio corrobora lo que en Málaga ya sabíamos: Unicaja es baloncesto.

La única ocasión en la que he tenido ocasión de entrevistar a Braulio Medel, el hombre que ha hecho esta apuesta realidad, me dijo, medio en broma medio en serio, que ya no sabía si él era el presidente de una entidad financiera que tenía un equipo de baloncesto o si era el equipo de baloncesto el que tenía una entidad financiera.

Ese juego de palabras demuestra a las claras la pasión con la que el baloncesto se vive en el ahora Unicaja Banco. Refrendada con la presencia en el palco, hace sólo una semana, de Manuel Azuaga, ahora máximo máximo responsable de la entidad financiera, que estuvo apoyando al equipo.

Más allá de Unicaja todo es prescindible. Entrenadores, jugadores, directivos y rectores. Lo importante, lo realmente clave, es Unicaja y su Obra Social, de la que depende el club de Los Guindos. Desde ese ángulo se pueden observar los demás: técnicos, plantilla, cantera, abonados, afición y, por supuesto, prensa.

Sólo nos queda agradecer y apoyar esa pasión. Cada cual en su lugar. Los rectores, marcando un camino lógico, ambicioso, renovado y ganador con los medios que tienen y que han de buscar fuera del calor del Banco; el de técnicos y plantilla, exprimirse, darlo todo por este escudo histórico y esta camiseta; el de su hinchada, continuar al lado del equipo, llenar la grada, animar en las malas y ser exigentes en las buenas; y la prensa, comunicando, siendo transmisores, explicando lo mucho y bueno que hace por Málaga, manteniendo un espíritu crítico, independiente y riguroso.

Bajo estas premisas hemos aguantado 40 años. Y, la verdad, no nos ha ido mal. Que cada cual aguante su vela. Y que, entre todos, lleguemos al puerto del Unicaja. O sea, al del baloncesto.