Unicaja y FC Barcelona han vivido ya 118 enfrentamientos. Los dos equipos son parte de la historia del baloncesto español. Y entre ambos se ha producido también un trasvase continuo de jugadores. Curiosamente, el Barça ha «tirado» más de ex del Unicaja que viceversa. El club de Los Guindos ha supuesto, para muchos jugadores, una especie de trampolín hacia un futuro mejor. Al menos, eso sí, con más dinero en sus cuentas corrientes y más opciones de levantar títulos.

El puente aéreo entre Málaga y Barcelona, partiendo desde el año de refundación del club (1992/93), tras la absorción de Maristas por parte del Unicaja, llegó justo al año siguiente. El americano Tony Masemburg había firmado un buen año aquí en Málaga y al curso siguiente, en 1993/94, el Barça le echó el ojo, le ofreció más dinero y se marchó. Ha sido la historia de este tipo de desencuentros, que prosiguió Manel Bosch. Tras jugar a un gran nivel en Málaga y ser uno de los «veteranos» del histórico año del subcampeonato en 1994/95, al curso siguiente el Barça se hizo con el jugador.

El primer caso que causó «sangre» entre los aficionados malagueños lo representó un emblema del club: Nacho Rodríguez. El base, el hombre clave de aquel Unicaja de Javier Imbroda, cumplió un ciclo en Málaga y se marchó a ganar títulos a Barcelona. Su decisión no fue aceptada por parte de los aficionados. Y en Ciudad Jardín o el Martín Carpena hemos asistidos a verdaderas locuras, silbando a un hombre de la casa, mientras que se ha aplaudido a otro tipo de jugadores cuando volvieron años después.

Tras el complicado episodio de Nacho hubo un parón en las «huidas» desde Málaga a la Ciudad Condal. Y fue otro caso «complicado», como el de Fran Vázquez. El gallego hizo escala en Girona antes de fichar por el Barça. Otro hombre que hizo historia en Málaga dio el paso: Pepe Sánchez, en la temporada 2007/08. Un año después fue otro de los jugadores que brillaron con Sergio Scariolo quien hacía ese camino: Dani Santiago. El pívot fue el primero de una larga lista de hombres altos que se vistieron primero de verde y después de blaugrana. Fue el caso de Boniface Ndong y Erazem Lorbek. Fueron tres jugadores bien diferentes. Cada uno tiene su miga y su historia.

En total han sido diez los jugadores que han seguido ese camino, que se completa con la traumática marcha de Álex Abrines, tras pagar su cláusula de rescisión; y ahora de Vitor Faverani, formado en Los Guindos y fichado a mitad de este curso para rebajar la crisis del equipo de Bartzokas.

Al revés también hemos vivido casos. El último, el de Edwin Jackson, que no cuajó en el Barça y fue un fichaje de relumbrón. Aquí no cuajó, como tampoco lo hizo Kosta Perovic, otro que pasó por el club culé y luego bajó a Málaga. Quien sí dio mucho brillo fue Gary Neal. Tras jugar en el Barça en 2007/08 luego fue un «parche» de lujo en 2010 en Málaga. Otro temporero, pero que no cuajó, y que antes fue blaugrana, fue Shammond Williams. El puente aéreo lo cogió directo Ademola Okulaja. Y tardó un par de años en hacerlo Milan Gurovic, el exculé que más brilló en Málaga. Mucho más que Roger Esteller, Xavi Fernández o David Wood, que completan los nueve casos.