Se perdió en Múnich. El Unicaja gastó su primera y última «bala». Ya no tiene más. Las dos próximas deben salir de su arma. Porque ya no habrá nuevas oportunidades en esta Eurocup. A la competición que debía ser la tabla de salvación del Unicaja esta temporada -la primera sin Euroliga tras 15 años- se le ha abierto una vía de agua que amenaza con inundar el barco verde y malagueño. El Bayern ganó. Y ganó bien en el Audi Dome de Múnich. Así que el Martín Carpena tiene la palabra. Hay que ganar sí o sí este viernes. Y luego ir allí el próximo miércoles y asaltar su pista. Todo o nada. Plata o plomo para este Unicaja 2016/17.

El experimento de Lafayette

Joan Plaza decidió darle ayer a Oliver Lafayette una especie de última oportunidad. Le señaló en la Copa del Rey, al ser el único jugador del equipo que ni siquiera saltó a la pista contra el Barça. Anoche le rescató, le brindó la opción de recuperarle para el equipo y para la causa. Plaza insistió durante los dos últimos veranos en él y el base no ha estado a la altura de la intensa búsqueda y larguísima espera. Qué quieren que les diga, pero el experimento de anoche no venía a cuento. No era ni el momento ni el lugar para recuperar a un jugador que ha estado muy lejos de las expectativas generadas durante todo el curso. Y, mucho ojo, que el croata de «adopción» no hizo un mal partido. Pero tampoco justificó, con brillo, con puntos, con una gran actuación, este cambio en el guión. Habrá partidos, muchos, en los próximos tres meses en la Liga Endesa, para tratar de salvar al «soldado Lafayette». Pero hacerlo en Múnich, con todo lo que había en juego, pareció un intento por hacer el más difícil todavía. No cometió grandes errores el base, pero tampoco hizo jugar al equipo de maravilla. Y el problema es que sus minutos llegaron a costa de los de Alberto Díaz y Kyle Fogg. Y ambos, en un periquete en la recta final, demostraron que los merecen mucho más que él. De hecho, Plaza quitó a Lafayette restando 14 minutos y medio y después, a la hora de la verdad, en la recta final, no volvió a ponerle en pista. Forma tácita de admitir que el experimento de Lafayette, el intento por meterle con calzador sea como sea, no terminó de cuajar.

La barba de Joan Plaza

Ha vuelto a dejarse barba Joan Plaza. El apunte estético, digno más de las páginas de chismorreos, viene al caso aquí en las que en La Opinión dedicamos al baloncesto y al Unicaja. Que son muchas, por cierto... Cuando arrancó la pretemporada, su cuarta ya en la Costa del Sol a los mandos del equipo, el catalán se presentó, por primera vez, afeitado. Dijo entonces que se quitaba una especie de máscara, un muro que le distanciaba de los demás. Insistió en que quería mostrarse a sus jugadores y su afición tal como era, de otra manera, de otra forma, más natural, menos forzado, más cercano. Eso ocurrió hace seis meses. Plaza reapareció ayer, después de 11 días tras la temprana eliminación copera, con su antiguo «look». Es decir, de nuevo con barba, con esa especie de coraza que llevó en sus tres primeros años en Málaga. Ha vuelto a usar su barba tan característica y vuelve a «esconder» su rostro.

El perro y su amo

Dice el dicho que un perro actúa como su amo, que es su reflejo, que actúa como él. O sea, que si tú eres un entrenador agresivo, que lo protesta todo, que no para un segundo, que transmites... tu equipo es tal cual. Para ello, también, fichas a jugadores de ese perfil. Sasha Djordjevic es, en el banquillo, lo que fue en la pista. Un líder. Un tío «coñazo», que lo protesta todo, que da «cera» cuando puede, que te desquicia. Su Bayern es así, es igualito. Y tiene a los hombres adecuados. El Unicaja es como Joan Plaza. Más pausado este año, más tranquilo, más parado. Y, además, está lleno de buenos tíos. Cualquier madre querría para su hijo a un jugador salido del vestuario verde: buenos chicos, con poco carácter, que no contestan, que no dan una respuesta más alta que otra. Y así es nuestro Unicaja. Un equipo lleno de buenos tíos, de buenos jugadores, faltos de carácter e incapaces de combatir cuerpo a cuerpo y de ganar este tipo de grandes batallas.

A reventar el Carpena

El Bayern-Unicaja es pasado. Desde hoy, desde esta misma mañana, el Unicaja y todos sus tentáculos han de activar el «modo Carpena». Es decir, esto es Málaga y aquí no ganan ni los alemanes. La afición tiene el mejor escenario posible para demostrar que lo siente. Luego tendrá tres largos meses para «largar» y para usar las redes sociales contra todo y contra todos. Pero el viernes, a las 20.45 horas, todo el que sienta un poquito esta camiseta tiene que dejarse la garganta en el Martín Carpena para llevar al Unicaja a la victoria e igualar el Top 8 ante el Bayern.