Declarado el estado de felicidad. El Unicaja ha instalado en su procesador el «modo ganador» y amenaza con algo grande, también en la Liga Endesa. Lo dice el propio Joan Plaza. Que sabe de lo que habla, que tiene al equipo en el punto que quería y que ve cómo sus hombres juegan cada día mejor, van creciendo y van sumando. En la temporada del debut de la nueva Euroliga, los tres «magníficos» (Madrid, Barça y Baskonia) llegarán asfixiados al esprint final de los play off y el Unicaja lo hará como flamante campeón de la Eurocup, sin desgaste en el primer tercio de competición y mejorando, partido a partido, sus sensaciones.

Transmite felicidad el equipo. Que ha roto en algo portentoso. Que lo mismo te levanta la Eurocup un miércoles en Valencia que te gana el sábado en Santiago o le pinta la cara al MoraBanc Andorra al domingo siguiente. Y esto es lo que hay. Así que, amigos, disfruten. Vayan al Carpena. Sigan yendo. Y si dejaron de hacerlo, súbanse de nuevo al carro. ¡Aquí cabemos todos! Y tras años muy malos y otros últimos a medio camino, éste puede ser el bueno. Ya se ha ganado la Eurocup. Y el propio Plaza advirtió ayer a sus competidores que se anden con cuidadito con este Unicaja. Que aún tiene recorrido y hambre. Música para los oídos de la «marea verde». Para todo el que, de una forma u otra, quiere a este club y a esta camiseta.

El Unicaja ha trazado una velocidad de crucero que le hace ser un rival temible e imprevisible. Porque, cuando defiende como lo hizo ayer ante el MoraBanc a partir del segundo cuarto, se hace un rival muy, muy, muy coñazo para el que tenga delante. Y porque en ataque surgen fogonazos a diestra y siniestra. Adam Waczynski inicio el «bombardeo», lo continuó Jamar Smith, tuvieron buenos minutos Dani Díez y Jeff Brooks y, cuando mediado el tercer cuarto apareció Kyle Fogg, el MoraBanc tuvo que sacar la bandera blanca y hacer el petate de vuelta a casa.

Fogg se apuntó un 3/3 en tiros de dos y un 6/7 (86%) desde el triple, a lo que sumó 2 rebotes y otras 2 asistencias para irse a los 30 de valoración. Y todo eso, en sólo 20:19 minutos de partido. Su presencia en el tercer cuarto rompió el encuentro, ya que a base de triples destrozó el encuentro en una serie majestuosa.

Musli, de nuevo

Y todo eso, con el añadido de que Alen Omic sigue jugando a ritmo de «casi doble-doble» (8 puntos y 7 rebotes) y que se ha sumado a la orquesta Dejan Musli. 33 días después de su torcedura de tobillo en Krasnodar, el pívot serbio regresó ayer a un partido oficial. Lo hizo, lógicamente, demostrando estar lejos de su mejor momento. Pero tiempo tiene para ir acoplándose a su labor. Tuvo 12 minutos y su aportación irá, día a día, a más en este Unicaja en el que él deberá ser de nuevo pieza clave.

Y todo esto sucedió, además, con las habituales pruebas de Joan Plaza. El catalán está dispuesto a recuperar, sí o sí, a Oliver Lafayette. Aunque sea a costa de los minutos de Alberto Díaz o el propio Fogg. Y el americano jugó 10 minutos en los que repartió cuatro asistencias. Quiere Plaza que el equipo se asome al play off con sus 12 jugadores en perfecto estado de revista. Con todos alegres y felices. Contagiados por este buen rollo del último mes y pico, en el que el Unicaja ha mudado la piel y se ha transformado en una máquina de jugar y de ganar. Su metamorfosis le ha dado un título y le pone ahora en las vías del tren hacia los play off de la ACB. Cuatro victorias acumula ya el Unicaja consecutivas: dos frente a Valencia en Eurocup, más las de Obradoiro y Andorra en la ACB.

El partido de ayer atrajo al Carpena a 7.500 aficionados (más de lo habitual), que pudieron fotografiarse con la Eurocup, vivir el brindis del equipo y disfrutar de 30 buenos minutos de baloncesto. Estuvo mal el equipo en la primera parte, esencialmente atrás, que es donde Plaza quiere que su escuadra funcione como un reloj. Pero no pudo ser. El Unicaja salió frío, permitió canastas fáciles de Jelinek o Shermadini, y sufrió hasta que la rotación, mucho más amplia y eficaz del banquillo costasoleño, comenzó a ganar la partida a la del Principado, donde ahora se sienta como segundo entrenador Paco Vázquez.

Pero se ajustó el equipo atrás, cerró las vías de anotación del conjunto andorrano y enseguida se estiró. No necesitó mucho más. Anotó de tres con solvencia, con triples de Smith, Dani o Lafayette en el segundo parcial, donde se pasó de ir perdiendo a dominar 45-38. Lo intentó Joan Peñarroya con una defensa zonal 2-3 que el Unicaja derrumbó a cañonazo limpio con las «bombas» de Smith, Brooks y de Fogg, que comenzó su exhibición y ya no paró hasta irse a los 24 puntos. ¿Y de Suárez, qué?, preguntarán. Pues no hizo «nada», más allá de que el Unicaja sumó, con él en pista, un +28 a su favor. Son los «intangibles» de los que habla Plaza. Parte de la materia de la que están hecho los equipos campeones.