Resulta complejo hablar de un partido que no se pudo jugar en plenitud. Desarrollar una lectura lógica de 40 minutos en los que se señalaron 78 faltas. O sea, casi dos por minuto. En el que se lanzaron 62 tiros libres. El festival de «pito» del trío colegial impidió ver un partido de baloncesto de verdad. No se señalaron contactos, sino suspiros. Y el baloncesto, aunque con sus reglas y límites, es un deporte de contacto. No son bolos ni curling ni ajedrez ni voleibol ni ballet ni natación sincronizada, con todo el respeto a todos los deportes y actividades. El arbitraje se cargó anoche el espectáculo. Y la exhibición de los escoltas del Unicaja y su triunfo en la siempre complicada pista del UCAM Murcia quedó muy deslucida.

Ganó el Unicaja, con sus dos escoltas en un momento de forma extraordinario. Nemanja Nedovic fue un ciclón, con 24 puntos y 29 de valoración. Y Jamar Smith fue el escudero perfecto, con 20 más. Entre los dos, 44 puntos. Para tratar de hacer olvidar la baja de Adam Waczynski, baja para lo que resta de temporada por su lesión en el gemelo. Los dos se combinaron a la perfección, anotaron canastas de todas las posiciones y de todos los colores, y llevaron al Unicaja al triunfo, gracias también a la contundencia de Alen Omic. El esloveno, en un mal día del equipo en el rebote, y otra vez con Dejan Musli muy por debajo de su nivel, apuntaló la zona, dio mucho aire al equipo y, para colmo de dichas, incluso anotó desde la personal (7 de 10). Fue realmente curioso lo de la personal, porque permitió al Unicaja maquillar otras cosas que no hizo bien anoche en Murcia.

Los verdes lanzaron 43 tiros libres. Una exageración. Y anotaron 35. Desde la línea de los 4,60 metros, el Unicaja le sacó 21 puntos al UCAM Murcia. Es decir, que por ahí se llevó el partido el equipo de Joan Plaza. Porque después, el Unicaja reboteó menos (22 para los cajistas y 35 para los murcianos), también se pasó peor la pelota (10 contra 12 asistencias) y perdió más balones (14 contra 11). Pero en el básket gana quien mete más puntos. Y ante el aro, el Unicaja tiró mejor desde todas las posiciones: de dos puntos (63% contra 48%), de tres (45% ante 39%) y, por supuesto, desde la personal, donde además le birló 21 puntos al equipo pimentonero.

No tuvo, lástima de este dato, la recompensa de la victoria en la clasificación. Porque el Unicaja ganó en Murcia (88-95), pero el Baskonia también lo hizo en Bilbao (64-75). Así que el equipo no pudo subir esa posición que quería para ganarse el factor pista en el cruce de cuartos de final de los play off. Sigue siendo quinto, a un triunfo del Baskonia, que se mantiene cuarto. Ellos, en la última jornada de la Fase Regular, reciben a un Fuenlabrada que ya no se juega absolutamente nada. Y el equipo malagueño jugará la madre de todas las batallas frente al Real Betis Energía Plus. Los sevillanos se levantaron ayer y ganaron, por fin.

Pero es que además cayó el Tecnyconta Zaragoza en su visita al ya descendido Manresa. O sea que, los sevillanos vendrán a Málaga con la obligación de ganar sí o sí para salvar la categoría, aunque los maños deberán volver a pinchar, esta vez en casa ante otro rival que tampoco pondrá demasiado empeño como el Estudiantes, que tiene ya el trabajo hecho.

Eso será el domingo. El Unicaja llega en una estupenda dinámica, ganando dos partidos consecutivos fuera de cada en apenas tres días. El domingo, en Vitoria. Anoche, en Murcia. Y ya saben que ganar lejos de casa en la ACB es siempre muy complicado.

Lo fue también en la ciudad murciana, en un ambiente muy crispado debido al desastre arbitral. Pitar dos faltas por minuto impide jugar al baloncesto. Y los de Fotis Katsikaris querían ganar para despedirse de su afición con un triunfo. Así que cuando el Unicaja amenazó con irse a mediados del segundo cuarto (28-40), ellos, sin un Campazzo fuera de sí con tres faltas en el banco, igualaron al descanso (46-46) e incluso llegaran a estar en el último cuarto con el partido en un puño: 65-65.

Pero el Unicaja impuso su mayor talento. Nedovic y Smith anotaron, Omic fue fiable y hubo un cuarto cajista que volvió a estar sobresaliente: don Carlos Suárez. De «tres», de «cuatro», de «cinco» con la mopa limpiando... El capitán lo hace todo bien. De nuevo lo demostró en Murcia. Más allá de sus 12 puntos -que son muchos para un jugador como él- por todo lo que trabajó y ayudó al equipo.

Ganó el Unicaja, en un partido del que se pueden extraer pocas conclusiones, más allá que el equipo necesita al verdadero Musli para ser temible en play off.