El Unicaja 2017/18 hace tiempo que echó ya a andar. Búsqueda de nuevos jugadores, altas, bajas, renovaciones, ampliaciones de contrato, mejoras... El club, como se ha informado en estos días, tiene ya totalmente cerrada las renovaciones de Nemanja Nedovic y Jeff Brooks, además de la llegada del alero serbio Dragan Milosavljevic por dos temporadas. La entidad tiene ya mucho andado, varias operaciones en marcha, algunas atascadas y una lista de posibles recambios sobre las que ya trabaja. Pero, como ocurrió el pasado curso, tiene un problema en su inminente planificación: la continuidad del «jefe», de Joan Plaza.

El técnico verde ha firmado una brillante temporada y está en mercado, porque su contrato así se lo permite. El Unicaja y el entrenador tienen, como ya es sabido, una opción para romper de forma unilateral el último año de compromiso que les queda abonando 150.000 euros. Y ese detalle empaña la planificación y arroja dudas en lo que pueda pasar de aquí al 10 de julio. O sea, de aquí a un mes vista. Un tiempo en el que ha de quedar ya resuelta el 80% de operaciones que han de producirse para hacer el equipo de la próxima campaña.

Ya ocurrió algo similar el pasado verano. El inconveniente ahora es que el Unicaja llega de hacer un curso sobresaliente y él es, ahora, el entrenador campeón de la Eurocup. Su caché ha subido de forma enorme. Y Plaza ha puesto su carrera en manos de Misko Raznatovic, el agente más poderoso de Europa.

Los rumores sobre su futuro van a salpicar el día a día del Unicaja en las próximas semanas. Con varios puntos «calientes»: los clubes de Euroliga con Licencia A que buscan entrenador. El Emporio Armani Milán y el Maccabi Tel Aviv están en esa tesitura. Al igual que el FC Barcelona. A estos banquillos ya se asocian nombres: Pablo Laso (Milán), David Blatt (Maccabi) o Sarunas Jasikevicius (Barça). Esas parecen las primeras opciones. Cada una con sus pros y contras e incluso sus incompatibilidades. Pero el juego en el gran tablero de entrenadores del Viejo Continente está abierto. Y Plaza, gracias a su gran curso y su larga trayectoria, puede encajar en alguno de esos banquillos.

El presidente del Unicaja, Eduardo García, y el técnico catalán tuvieron ayer una toma de contacto para hablar del presente, de lo que ha ocurrido en esta sobresaliente campaña y del futuro que está por venir. El club cuenta con Plaza. Es su entrenador y no va a pagar por rescindir su contrato. Esa es la decisión firme del consejo de administración y cuenta con la aprobación de las más altas esferas de Unicaja Banco.

Plaza, tras cuatro temporadas en Málaga, afronta su quinto año, en la vuelta a la Euroliga, consciente de que mejorar lo hecho este curso se antoja, cuanto menos, muy difícil. Pero se siente escuchado y respetado, y ha recuperado el buen «feeling» con la grada, perdido en varios momentos.

El club, eso sí, tiene que seguir su planificación y cuenta con el asesoramiento y el poder de decisión del propio Plaza. Existe buen entendimiento entre las dos partes. Con el ya consabido problema de que de aquí hasta el 10 de julio pueden pasar muchas cosas. En Málaga y, sobre todo, fuera del club de Los Guindos. Movimientos que atraigan al técnico. Un mejor contrato, la garantía de una Licencia A, otro reto... Esto es deporte del más alto nivel.

El 10 de julio. Ésa es la fecha de espera. Está recogido en el contrato de ambas partes. Una cláusula de escape demasiado tardía. Un movimiento poco hábil desde el club, que puede quedarse compuesto y sin entrenador. No hay prevista negociaciones para tratar de dejar sin efecto esta cláusula. Entre otras cosas, porque el propio entrenador no baraja quedarse sin esa ventajosa opción tras una campaña muy dura para él.