Las últimas horas de Unicaja vistas desde la distancia me dejan muchas sensaciones positivas y una muy negativa. El club se está moviendo bien en el mercado y después de la «fuga» de sus últimas grandes estrellas, conseguir la renovación de Nedovic es un éxito. Una noticia que además puede suponer un punto de inflexión en la dinámica deportiva del equipo. Nedovic, que lo ha pasado muy mal en el mundo del baloncesto, valora la tranquilidad, la ciudad, el trato del club, el pago puntual de las nóminas, aunque sean más pequeñas que en otros sitios, y sobre la posibilidad de seguir creciendo. Después de su duro paso por la NBA, donde no llegó a los 150 minutos, y su mala experiencia en Valencia, en Málaga ha encontrado el lugar donde crecer año tras año. Un lugar donde él, y toda su familia, son felices dentro y fuera de la cancha. Esta apuesta de Nedovic es la mejor campaña de publicidad que podría soñar el club de Los Guindos de cara al mercado de este verano.

La irrupción del nombre de Jayson Granger hace unas horas en el mercado cajista es una muestra más de ese estado de «felicidad». Es una operación que parece más diseñada para sacarle algo de dinero al Baskonia que para traer al uruguayo a la Costa del Sol, pero ¿y si se contagia del «efecto Nedovic»? Una puerta entreabierta que no debe cerrarse nunca a iniciativa propia.

La revisión del contrato de Alberto Díaz me parece otro gran acierto. A pesar de tener todavía dos años de contrato por delante parecía obligado. El MVP de la Eurocup y además canterano no puede cobrar como un juvenil. Duplicarle su ficha le mantendría aun como el segundo peor pagado de la plantilla, pero reconocerá una gran temporada y le afianza en el liderato emocional del equipo en la pista.

La noticia negativa llega desde el banquillo. Ni el equipo ni los aficionados ni siquiera el propio entrenador se merecen un segundo episodio del «culebrón Plaza». Siempre he pensado que Joan Plaza no seguiría en el banquillo cajista y que sólo la cláusula de 150.000 euros ata a las dos partes. Plaza sabe que el año que viene tiene casi imposible mejorar esta temporada y que este es su momento para volar al banquillo de un grande de la Euroliga. Muchos son los banquillos sin dueño a estas alturas pero es cierto que también son muchos los candidatos. Milán parecía el destino más factible para Plaza, pero al final el elegido será Simone Pianigiani.

Con David Blatt sin banquillo al igual que otros grandes ilustres nadie quiere dar el primer paso. El entrenador porque puede pagar la cláusula y quedarse sin un equipo «Premium», y el club porque para que va a pagar por lo que puede cobrar. El problema es que el tiempo vuela a estas alturas del mercado y hay que cerrar operaciones. Saber quién se va a sentar en el banquillo es necesario a la hora de confeccionar una plantilla para una temporada tan exigente como la próxima. Hasta el 10 de julio falta más de un mes. Esperemos no tener que esperar hasta ese día para saber quién se sentará en el banquillo del Carpena. Suerte.