Cuentan las crónicas de la época que ser pianista en el oeste era una profesión de riesgo. Al igual que los contables en las películas de gánsters o el soldado que enseña la foto de familia en las trincheras en una película bélica, su longevidad era escasa. Aunque también es cierto que en aquella época en el salvaje oeste era más fácil morir por la coz de un caballo, la viruela o de hambre, que de un disparo. Sobre todo porque los pistoleros tampoco eran muy hábiles. Lejos de la creencia popular, avalada por las películas del oeste, se tenían que hacer muchos disparos para matar a un hombre. En el mítico tiroteo de OK Corral, ocurrido el 26 de octubre de 1881 detrás de un corral en la localidad de Tombstone en Arizona, a pesar de encontrarse a poco más de 3 metros de distancia Billy el niño sólo fue capaz de matar a 4 personas en lugar de los 21 que se le atribuyen. Wyatt Earp y sus hermanos tampoco tuvieron mejor puntería.

El pianista se encargaba de alegrar los momentos de ocio de los vaqueros que acudían al «Saloon» a gastar en pocos días el dinero que ganaban durante largos meses conduciendo ganado por las praderas americanas. Era, probablemente, el único hombre que no iba armado en la sala y un objetivo fácil. Quizás por eso, los propietarios de los locales colocaron un cartel en la pared con la frase célebre «Por favor, no disparen al pianista». Básicamente porque no tenía la culpa de nada y siempre acababa pagando los platos rotos. Últimamente tengo la sensación que los aficionados del Unicaja son tratados por muchos, como los pianistas del lejano oeste.

A los aficionados se les ha pedido un esfuerzo y han respondido. La afición ha vuelto al Carpena para animar a su equipo, es cierto que a veces no tanto como nos gustaría pero también hay que reconocer que las economías domésticas están como están y que acudir al baloncesto todas las semanas con la familia y hacer frente a todos los gastos corrientes a veces se coinvierte en misión imposible. Lejos de aplaudir el esfuerzo, muchas veces se les ha criticado por no llenar el pabellon. Verano tras verano tienen que ver y leer que su entrenador se quiere ir, bueno no, que si no encuentra nada mejor se queda... Me parece una falta de respeto a los miles de personas que se dejan la garganta y el dinero de su bolsillo para que el club siga en lo más alto. La actitud de algunos jugadores tampoco me parece de recibo, ahora me voy, ahora me quedo, ahora tengo dudas, ahora fuerzo la situación para que me eches y así en lugar de pagar yo, me pagas tú€

Unicaja es una casa lo suficientemente grande para no tener que aguantar esto y algunos profesionales deberían tener respeto por el club que les paga el día 1 de cada mes, y de estos no hay muchos en Europa. Los profesionales del equipo deben de ser consciente que sus aficionados son el gran tesoro que tienen y que si la gente deja de acudir a las gradas del pabellón, aunque vengan a jugar los Golden State Warriors, el equipo dejará de existir.

Este año se ha ganado, y eso es genial, pero la sensación desde que acabó la temporada es que el equipo en este mercado de fichajes, además de no tener claro lo que quiere, es el último de la fila. Un verano más con jugadores que dan buen rendimiento en el campo y de manera inexplicable abandonan el club por temas extraños. Todavía estamos a tiempo de evitarlo, démosle la primera gran alegría a los que llenan el Carpena. Suerte€