A poco más de cuatro semanas para que arranque la pretemporada cajista, el futuro de Dejan Musli en el Unicaja sigue siendo una incógnita. Con un año más de contrato garantizado, hasta junio de 2018, el pívot serbio apunta a seguir vistiendo de verde cajista, algo que choca con las intenciones del técnico, Joan Plaza, que no cuenta con él.

Las posiciones están igual de distantes hoy que cuando acabó la temporada. Se puede decir que no ha habido ningún avance. Solo el cruce de declaraciones de cada una de las partes, ofreciendo su punto de vista... sin nombrar, eso sí, al center balcánico.

El secretario técnico del equipo, Carlos Jiménez, por ejemplo, fue contundente hace ya algunas semanas cuando se le preguntó por la posible marcha este verano de algún jugador con contrato en vigor: «El dinero que hay es para fichar, no para pagar cláusulas». Joan Plaza, en una entrevista a La Opinión de Málaga, sin nombrar tampoco a Musli, también fue claro en su idea de futuro: «Quizás habrá que hacer sacrificios, quizás haya personas con contrato que no puedan seguir. Es difícil prescindir de jugadores que quieres, pero nadie ha dicho que sea fácil el papel del presidente, del secretario técnico y el mío»...

El caso es que el verano va pasando y la situación no se resuelve. El entrenador viajó a Serbia a participar en un campus y allí tuvo un encuentro con Musli, que está al tanto de la situación. El técnico catalán también tuvo una conversación con el agente de ambos, Misko Raznatovic, para expresarle que el ex del Manresa no tiene cabida en su proyecto y que en caso de continuar en Málaga será el último en la rotación interior, por detrás incluso de Viny Okouo. Pero ni esta posición tan tajante del técnico ha desbloqueado la situación.

La postura del club es muy lógica. Dejan Musli llegó hace ahora 12 meses a Málaga avalado por el propio Joan Plaza. Se le firmaron dos años de contrato con el ok del técnico catalán y ahora los rectores cajistas no quieren rescindir ese contrato garantizado hasta 2018, que obligaría a pagar una buena suma de dinero al jugador para liberar su plaza en el róster verde.

Musli es cierto que lleva varias semanas en el mercado. Una vez se supieron las intenciones de Plaza, su agencia de representación comunicó al club que el jugador seguirá en Málaga salvo que se le abone su año de contrato, por encima del medio millón de euros. El Unicaja ratificó su idea (contraria a la de Plaza) de contar con el jugador, aunque es verdad que dio vía libre a sus agentes para que le buscaran otro equipo, siempre y cuando el nuevo club se haga cargo de su ficha y al Unicaja no le cueste ni un euro su hipotética salida.

El jugador ha pasado el grueso de sus vacaciones en Montenegro y no quiere que su segunda temporada en Málaga sea un calvario. Está feliz en Málaga, pero dispuesto a irse del Unicaja si el entrenador y el club así lo deciden. Eso sí, el jugador de 26 años sólo se irá a un equipo de mayor o similar nivel y cobrando lo mismo que tiene firmado en Málaga. No va a perdonar ni un solo euro.

La búsqueda de estas últimas semanas se ha centrado en equipos de Euroliga. Algunos rumores desde Turquía, el posible interés del Barça... en definitiva, nada de nada. Lo más real fue la opción de MoraBanc Andorra, precisamente para suplir allí a Giorgi Shermadini, fichado por el Unicaja, pero el deseo de disputar la máxima competición continental y la imposibilidad de asumir su ficha por parte del equipo del Principado rompieron el hipotético acuerdo.

La situación es bastante curiosa toda vez que Musli fue uno de los jugadores más destacados del equipo hasta aquella maldita lesión en la pista del Lokomotiv Kuban, en el partido de ida de las semifinales de la Eurocup. Desde entonces, nada ya fue igual. La recuperación se dilató, Musli se perdió el play off final europeo ante el Valencia Basket y su rendimiento no volvió a ser el mismo en el esprint final de la temporada, cuando Plaza le echó la cruz.

No podemos olvidar que Musli fue elegido en el mejor quinteto de la Eurocup 2016/17 y que, a pesar de su bajón final, acabó con 10,4 puntos, 4,5 rebotes y 12,1 de valoración en 20:31 minutos. Sus números en la Liga ACB fueron también notables: 9.9 puntos, 4.8 rebotes y 1.1 asistencias, con 11.1 de valoración en menos de 20 minutos por partido. Cifras complicadas de superar y que hacen difícil de entender por qué ha dejado de tener la confianza de su entrenador.