La Euroliga vuelve al Carpena y lo hace con el mejor partido posible: La Supercopa de Europa. Los aficionados malagueños podrán disfrutar de la celebración de este título oficioso porque se medirán en la primera jornada los campeones de la Eurocup y la Euroliga. Y en este partido de grandes estrellas en la cancha, una brilla por encima de las demás: Brad Wanamaker.

Esta afirmación pronunciada hace pocos años provocaría mucho escepticismo, por ser generoso, pero el jugador de Philadelphia ha demostrado en su carrera que para llegar a lo más alto hay que comenzar trabajando duro desde muy abajo. Su padre, Bradley Sr., era un amante del baloncesto que se pasaba el día jugando al baloncesto con su hijo. Unos partidos en los que también participaban su hermano gemelo Brian y sus otros hermanos James, Crystal y Latisha. Su hermano gemelo Brian, que ahora juega en la Segunda División de Lituania, y él tuvieron carreras paralelas hasta que llegaron al baloncesto universitario, allí Brad dio un paso adelante y después de rechazar a 13 universidades eligió Pittsburgh donde se licenció en comunicaciones y se convirtió en jugador de baloncesto gracias al coach Jamie Dixon.

Sus dos primeros años con los Panthers no fueron como se esperaba pero Brad seguía trabajando. Su entrenador solía pasar muchas horas con él en el gimnasio, hablándole, motivándole, «quiero ese tipo de jugadores que se enfadan y trabajan cuando no juegan pero hay que trabajar con ellos para que la decepción no se interponga en su desarrollo», afirmaba Jamie Dixon.

Y llego su momento. El 16 de enero de 2010 Pittsburgh recibía a Lousville en un partido especial para él. Era la primera vez que sus padres y sus hermanos recorrían los 413 kilómetros que le separaban de su Philadelphia natal para verle jugar. A 16 segundos para el final el equipo perdía 68 a 64. Dixon miró al banquillo y saco a Wanamaker que de inmediato anotó un triple, después de un tiro libre anotado por los Cardinals y a sólo 3 segundos para el final anotó dos tiros libres para enviar el partido a la prórroga. No le tembló el pulso y con 20 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias llevó a su equipo a la victoria en la prórroga. «Tenía que hacer algo especial para mi familia», dijo al acabar el partido.

Parecía el punto de inflexión en su carrera, pero no fue elegido en el draft y tuvo que volver a empezar de nuevo en Europa.

En el Viejo Continente se volvió a repetir la fórmula, trabajo y buenos entrenadores (Trinchieri, Blatt y Obradovic) y Wanamaker volvió a demostrar que estaba preparado anotando 18 de los 21 últimos puntos del Brose Basket ante el Khimki en sólo 5 minutos, liderando al Darussafaka la temporada pasada o cogiendo el timón de todo un campeón de Europa como el Fenerbahce. Brad se autodefine como ambicioso, seguro de sí mismo, jugador de equipo y trabajador y afirma que le gustaría reencarnarse en un león, si a todo esto unimos lo que dicen sus entrenadores: «Es un jugador muy entrenable», estamos ante un líder nato en un equipo campeón.

Todo un peligro para este Unicaja que a pesar de los resultados arroja más dudas que certezas en este comienzo de temporada. Suerte€