Los Polímatas eran mayoría entre los más famosos filósofos de la Grecia Clásica. La Polimatía es la sabiduría que abarca conocimientos sobre campos diversos desde la ciencia hasta las humanidades. El arquitecto y secretario personal de tres Papas, Leon Battista Alberti, y Leonardo Da Vinci desarrollaron este arte en el renacimiento italiano sobre el concepto del «Hombre Universal», de ahí que desde entonces muchos llamen a estos sabios como «Hombres del Renacimiento».

Este concepto se ha aplicado también al deporte y hay varios jugadores que han practicado con éxito varios deportes al más alto nivel. Edward «Bo» Jackson es el máximo exponente de estos atletas. Durante años compaginó la NFL y MLB. Las dos máximas competiciones profesionales de los EEUU en los años 80. En invierno jugaba al fútbol americano y en verano al béisbol siendo All Star en los dos deportes. En Málaga nuestro hombre del renacimiento es James Augustine.

El pívot cajista lleva los deportes en sus genes. Su tío Gerald Lee «Jerry» Augustine fue jugador profesional de beisbol en la MLB. Jugó con los Milwaukee Brewers durante 12 temporadas y es uno de los pocos jugadores llamados «One Club Men», esos que juegan toda su carrera profesional en el mismo club. Después sería entrenador de la Universidad de Wisconsin- Milwaukee y ahora es comentarista de Fox Sports Wisconsin.

Otro tío suyo, Dick Sorensen, jugo en la NCAA de fútbol americano con los Miami Hurricanes durante cinco temporadas. Su primo, Nicholas Carl «Nick» Sorensen, jugó en la NFL durante 8 temporadas hasta que una lesión le retiró en 2010. Ahora mismo ejerce como segundo entrenador del equipo de la los Seattle Seahawks con los que conquisto la Super Bowl de 2014.

Su padre Dale jugó al fútbol americano en la Universidad de Duke y su madre, Bárbara, perteneció al equipo de natación. Unos progenitores que también le inculcaron los valores del deporte.

Por todo, James Dale Augustine parecía destinado a ser un deportista de élite lo que nadie esperaba era que fuera un jugador tan completo y multidisciplinar. En la High School Lincoln-Way fue el quarterback del equipo de fútbol americano, el pitcher del equipo de béisbol y formaba parte del equipo de baloncesto. Todo un hombre del renacimiento. El baloncesto, sin embargo, era el deporte que más le apasionaba y por el que se fue decantando, poco a poco. Primero dejó el equipo de fútbol y pero siguió compatibilizando el béisbol y el baloncesto hasta que llegó a la universidad de Illinois junto a su amigo inseparable, Dee Brown.

La formación en los tres deportes le ha hecho un jugador exigente con su rendimiento, profesional en la pista y en el vestuario y capaz de rendir a su mejor nivel en situaciones de presión máxima, aun disputando pocos minutos.

Augustine parece encontrar poco a poco en Málaga su mejor forma después de una pretemporada donde no le gustaban sus sensaciones y sin duda será protagonista necesario mañana en el partido de Euroliga ante el Olympiacos en una pista maldita para los verdes, el llamado pabellón de la Paz y de la Amistad de El Pireo. Suerte€